Buscando un dios: Apu Pariacaca

martes, 25 de enero de 2011

Una crónica que escribí hace mucho, recordando el primer "trekking" que hice, no imaginé que iba a ser tan difícil pero tampoco tan maravilloso, pese a los problemas que tuve menos mal no quedé curado y la cosa se me convirtió en vicio... 

Laguna Mullucocha.
"...Cuando regresaban del peregrinaje a Pariacaca, todos los hombres que se habían quedado en sus comunidades… se juntaban y los esperaban con el fin de saber cómo estaba su padre Pariacaca, si todo iba bien, si no se había enojado. Entonces, con gran regocijo, celebraban sus bailes rituales hasta que se cumpliesen cinco días…”


(Ritos y Tradiciones de Huarochirí – Manuscrito quechua del siglo XVII – Capítulo 9 - Trad: Gerald Taylor).

PARA DESPERTAR A UN DIOS DORMIDO

Habíamos salido desde Lima en la noche. Pagamos 20 soles por un asiento en el bus que iba hacia Huancayo pero ese no era nuestro destino. Le pedimos al hombrecito que fungía de “controlador” que nos avisase en el puente Pachacayo, varios minutos antes de Jauja. Así, con las primeras luces que caían sobre el mundo, llegamos.

Cruzamos el puente sobre el río Mantaro y encontramos unos carros estacionados pero ningún alma. Hasta que apareció un hombre bajito, cetrino y rechoncho. Extendimos un mapa en sobre la capota del carro y señalamos un punto: queremos llegar allí.

Que lo más cerca que los puedo dejar es en Rumichaca (Puente de Piedra), que no estoy seguro si por allí podrán llegar pero sé que un flaco de Huancayo trae gringos y los mete a caminar por allí. Nos miramos, no perdíamos nada intentándolo. Era nuestra primera caminata e íbamos a ir a uno de los lugares más agrestes y menos conocidos: bautizo de fuego que le llaman. Pactamos el precio en 80 soles hasta Rumichaca. Si a los extirpadores de idolatrías nada los detuvo, menos a nosotros.

Sentíamos hervir la sangre, tenerla como un río desbocado en las venas. Nervios, miedo, emoción, deseos, angustia: todo a un tiempo. Para nosotros era entrar en lo desconocido y sin mucha ayuda: no teníamos experiencia caminando, no contábamos con algún GPS, no sabíamos leer coordenadas en el mapa, nuestra carpa era de playa, íbamos inventando nuestro camino guiados por la intuición y por algunas lecturas sin seguir el camino normal que es llegar hasta el poblado de Tanta (salen un camión y unas combis desde Tarma) para desde allí iniciar la subida hasta el santuario de Pariacaca.

En ese pueblo se pueden contratar los servicios de guiado y llevar las cosas en los lomos de las llamas. Toda una experiencia. Pero eso significaba perder tiempo y un dinero que no teníamos. Así que vamos, arriba hay un sueño que espera ser concretado.

El chofer nos pide que nos detengamos en Pachacayo, sede de la SAIS TUPAC AMARU, donde tiene a su esposa y podríamos tomar desayuno y comprar lo que nos faltase. Allí compramos plástico para forrar las carpas y desayunamos. Por fin salimos y el carro se fue adentrando en la puna. Frío, ichu, cerros pelados, montones de llamas pastando tranquilamente. Algunos sitios han sido protegidos con alambres de púas para cercar la zona y sobre ellas han puesto el cadáver seco de un zorro: un secreto para espantar a los otros y que no amenacen a los animales.

Por fin el rutinario paisaje de la puna se rompe cuando emerge la solitaria silueta de la Hacienda Cochas, una casona grande, algo abandonada pero en la cual todavía viven personas. Una parada allí para tomar aire: tan frío, tan puro, tan fuerte que entra en el cuerpo como cuchilladas dadas en la oscuridad. Avanzamos unos cuantos kilómetros más hasta que el chofer nos señala un puente pequeño, muy sencillo: Rumichaca. Aquí empieza todo.

FIEBRE

Levantamos la mirada y por un momento el silencio nos envuelve como en una burbuja. Observamos la puna, el agua encharcada entre las extensiones de ichu y al fondo las nubes como blancos penachos sobre las cabezas de los nevados. El aire tiene voz, pronuncia palabras de un abecedario escrito en el inicio de los tiempos. Acomodamos bien el peso de las mochilas y empezamos la caminata.

Hago sonar mi primer paso como afirmándome, como avisándome. Como haciendo tangible el sueño en mi primera huella. Porque todo había empezado hace tiempo, la primera vez que leí sobre el Pariacaca y su mitología. Aluciné estar en el lugar, aluciné ir por los sitios donde los dioses de los huarochirí se habían enfrentado, peleado, poseído, mentido, vejado: sí, así como los dioses griegos, igualito. Por fin había encontrado tres compinches, les contagié mi sueño y allí estábamos. Pero la idea no era quedarnos en el Pariacaca sino unir el santuario con la Reserva Nor Yauyos Cochas y buscando información vimos que eso es algo que usualmente no se hace. O bien se va al santuario del Apu o bien se va la reserva, nunca, o casi nunca, los dos juntos: alguien tenía que hacerlo, si es que algún anónimo viajero ya no lo hizo. Tal era nuestro deseo.


La noche anterior a la salida caí presa de la fiebre y me dije que nada me detendría, estaba a horas de empezar a rodar la ruleta del sueño y una fiebre no la iba a detener. Empezamos la caminata por la ladera de un cerro. Caminamos por más de una hora y nuestros pulmones citadinos empezaron a pasarnos la factura. El dolor de cabeza, los mareos, la falta de aire.

Menos mal llegamos hasta el abra de un cerro no muy alto y desde allí apareció en medio de la nada una imagen preciosa: una laguna de aguas claras rodeada de cerros pequeños y al fondo una nevado como una perfecta pirámide blanca: la laguna de Acococha. Cantar de aves, la cabeza estaba por estallar y mi frente caliente.

Laguna Acococha.
Ya casi en las orillas de la laguna el cielo se vino abajo. Y no eran lluvias, era una terrible granizada que empezó a caer sobre nosotros como un bombardeo inesperado. Armar la carpa y yo que no podía desatar un nudo. Me recosté en el suelo y sentí que volaba, la fiebre era galopante, mil imágenes sobre mí, alucinaciones.

Observo desde la carpa, adolorido y alucinado, el suelo que era amarillo por ichu se empieza a tapar del blanco color del hielo y granizo. Los truenos rompen el vitral del silencio en mil añicos. Al fondo veo rayos rasgando el cielo. La carpa no va a aguantar, no va a aguantar. Fiebre.

¡ÑAN PARIACACA HUAÑUN!

El graznido de los chihuacos me despierta. No me he dado cuenta y mis compinches duermen conmigo en la misma carpa. ¿Cómo hicimos para entrar los 4 en tan pequeño espacio? Salgo y el mundo parece haber recobrado su armonía. No hay truenos ni cae más granizo pero el suelo sigue tapizado de escarcha y hielo.
Con el pasar de las horas un sol tímido iría derritiendo todo y calentando nuestros huesos. Todo volvió a ser amarillo de nuevo. La fiebre bajó algo y al menos ya no tenía mareos. Sergio había puesto paños de agua fría en el hervor de mi cabeza y eso había ayudado.

Laguna Acococha
Tomamos el desayuno y continuamos. De nuevo caminar por puro instinto, como un puma, como una vizcacha, como el viento: errar por errar. Abriéndonos paso en las murallas de silencio y lejanía. Un mapa que no sabíamos leer pero que en algo servía nos indicaba que había que continuar hacia el norte. ¿El norte? Es por allá, creo…

Cerros, más cerros. Ojalá acabe todo allí pero no, llegas a la cima y aparece otro. Y la infinidad es un elemento al que te acostumbras. De pronto aparece un arriero en medio de la puna con su hijito que juega a recoger huevitos y ponerlos en un nido. Nos señala un camino y un cerro por donde debemos continuar: señala el infinito. Vamos.

Y así estamos en la raíz de la soledad, en un sitio donde parece que nadie hubiera puesto huella alguna. Caminamos por una morrena y los pies se hunden en las piedras, avanzamos como lo haría una bestia de carga. De pronto el camino empieza a trepar un cerro inmenso (Abra Portachuelo). Es inevitable, no tenemos otra vía. Nos miramos, sí, tenemos que hacerlo. Y allí estamos, un paso cuesta mucho esfuerzo, el otro cuesta el doble.

Subiendo hacia el abra Portachuelo
La fiebre ha vuelto y el dolor de cabeza también. Hay que avanzar, no queda otra. Subimos a duras penas, las curvas nos cansan. Las piernas parecen de cemento por lo que pesan. Claudio vomita, yo me concentro en mis pasos. A veces aparece estancado un charco de agua en alguna roca, me arrodillo, la bebo, me refresco: hilillos de hielo clavados en mi garganta. Uno se siente más vivo cuando más cerca está de la muerte. Esto no era para morirse pero uno en el momento cree que sí, es dura la vida del caminante.

Por fin llegamos a la cima, de pie, arrodillados o a gatas. Sergio diría que sumando los metros que indican el mapa la cosa estaría cerca de los 5000 metros. Allí nos detenemos y dejamos las mochilas tiradas. Claudio y Diego descansan. Sergio baja a recoger la mochila que Claudio ya no pudo traer, yo avanzo a ver qué hay más allá. Y de pronto me quedo encerrado en medio de un bosque de apachetas (montículos de piedras que los caminantes ponen en las partes más altas de un camino y en las cuales dejan ofrendas para pedir protección), muchas, demasiadas, juntas como nunca las había visto.

Inmensos montículos, algunos casi de mi tamaño en cuyos interiores han puesto hojitas de coca, pisco, cabellos. Y desde allí observo abajo una gran cantidad de lagunas y lagunillas en medio de una geografía rocosa y a lo lejos los andes centrales. ¿Así será la Luna? Vuelvo adonde mis amigos y le doy la buena nueva: ahora todo es bajada.

En el abra Portachuelo
Avanzamos y llegamos a la cima de ESCALERAYOC (4575 msnm.), verdadera escalera construida con piedras asentadas con barro e ichu por donde caminaban los peregrinos y que formó parte del gran Camino Inca que unía la ciudad de Cuzco con el oráculo de Pachacamac (en Lima), haciendo de esta una zona de peregrinaje místico. El ancho de esta escalera (de 1800 peldaños) va entre 1.30 m. y 4.80 m. La fiebre empieza a tomarme de rehén de nuevo, dolores de cabeza y mareo.

Bajamos boquiabiertos por la gran escalera que en 1610 subiera el padre de Avila para destruir el santuario del Apu Pariacaca. Como se disfruta cada mordida de un alimento que se nos antoja delicioso, igual disfruté cada paso en esta escalera por donde la historia había subido y descendido infinitas veces. Pero, ya no puedo caminar más...

Bajando por las escalinatas de ESCALERAYOC
Sergio va a investigar la zona y descubre que la cueva de Cuchimachay está cerca (500 mts aprox.) mientras tanto buscamos lugar para armar la carpa y yo de nuevo floto en alucinaciones. Mareos.

LA GUERRA DE LOS DIOSES / CAVERNAS


¿Cómo describir lo que se siente en un lugar donde la soledad parece tener peso y sólo la dura voz del viento perturba un silencio que casi se toca? Un lugar donde mitología, magia, tragedia y fervor se han mezclado y causan mil sensaciones a un tiempo que felizmente no se pueden definir. Sólo hay que dejarse llevar y contemplar.

Cueva de Cuchimachay
Dicen que esta es una de las sierras más frías cosa que se comprueba en la noche pero que se subsana cuando al despertar uno ve a la bella laguna Escalera. Después de desayunar empezamos a caminar la zona y a entrar en lo que sería uno de los lugares más impresionantes: la cueva de Cuchimachay en cuyo interior se hallan una serie de pinturas rupestres que representan a camélidos corriendo en manada, algunos tienen pintados fetos al interior lo que indica que fue un adoratorio donde se pedía por la fertilidad. Otras miden más de un metro de largo.

El sitio es húmedo y algo oscuro pero es inevitable sentir la electricidad, la fuerza o eso que algunos místicos llaman energía. Definitivamente es un territorio sacro. Han pasado cientos de años y pese a todo es inevitable no encontrar alguna ofrenda reciente. La mano extirpadora de de Avila pudo destruir lo material, lo tangible pero no fue nunca lo suficientemente poderosa como para arrancar del alma a esta gente sus creencias.

Cueva de Cuchimachay
Repuestos descendemos hasta la mítica laguna Mullucocha (mullu = concha de espondylus; cocha = laguna; el mullu era el alimento favorito del Apu), donde, cuenta la leyenda, se enfrentaron Pariacaca y su enemigo Huallallo Carhuincho, que comía carne humana y a quien en una feroz batalla que duró cinco días lo venció. Pariacaca y sus hermanos atacaron a Carhuincho con lluvias atroces y relámpagos incandescentes. Carhuincho respondió con un fuego que alcanzaba el cielo. Toda la lluvia que Pariacaca y sus aliados dejaron caer sobre el mundo llegó hasta el mar. Uno de los hermanos del héroe hizo caer un cerro y detuvo toda esa agua para formar una laguna: Mullococha y por el angosto camino que la bordea, el cual permite el paso de una sola persona, estábamos caminando mientras observábamos abajo sus amenazantes aguas. Huallallo Carhuincho escapó hacia la zona del Anti y fue condenado a comer perros.

Laguna Mullucocha
Nosotros terminamos el vertiginoso camino y llegamos hasta la quebrada de Mullucocha desde donde se abrían de nuevo un camino que nos llevaban a los bordes del infinito. Decidimos no ir a Tanta sino inventarnos un camino, seguir al río Cañete en su descenso a la costa, quizá de ese modo podíamos llegar a la Reserva Nor Yauyos Cochas. La intuición sirvió, llegamos a esa zona de descomunal belleza pero eso ya será materia de otra crónica.

Por el momento sólo queda eso: cuatro hombrecitos adentrándose más en la espesura del silencio, viviendo sus propios sueños de aventura, dejándose poseer por esa pasión de querer ir un poco más allá, porque “más allá” siempre habrá algo nuevo por descubrir y sobre todo una nueva forma de descubrirse.

Pablo


  • Publicado en REVISTA ESTAMPA del diario EXPRESO de Perú el domingo 11 de noviembre del 2007.
  • En mi blog anterior un lector dejó esta ruta para llegar al Pariacaca, espero que les sirva a los futuros visitantes a este mágico lugar: "LA MEJOR MANERA DE LLEGAR AL PARIACACA ES POR HUÀÑEC. SE TOMA EL BUS DE LA EMPRESA RIVERA "SEÑOR DE CACHUY" TLF. Nº3489108 PAGANDO 20 SOLES, SALES A LA 1.00 PM ESTAS EN HUÀÑEC A LAS 2 DE LA MAÑANA SE DESCANSA, POR LA MAÑANA DESPUÈS DEL DESAYUNO SE ALQUILA UNOS CABALLOS Y GUIA A TANTA O HACIA EL PARIACAC EN 8 HORAS ESTAS ALLI."

7 comentarios:

Carlos Garaycochea dijo...

Estimado Pablo: Muy buenas fotos y mejor aún compartirlas. Tengo una inquietud sobre unas fotos que tomaste en Vilcashumán. ¿Podrías darme tu email?
Carlos Garaycochea
cgaraiko@gmail.com

Pablo Solórzano dijo...

Hola Carlos, pues mil gracias a ti por tu visita a la brújula. Lamentablemente cuando hice este viaje no tenía un buena camara pero igual no quería quedarme con las ganas de poner las que tenía. Me muero de ganas por volver a caminar en esta zona tan increíble y hasta mística. Ya te escribo un email para que me cuentes los de Vilcashuamán. SAludos!

Cpierre dijo...

Mi estimado, quisiera saber si me podrias recomendar un recorrido para poder llegar, y ademas indicame costos como pa hacerme un presupuesto . sipudieras estaria agradecido. Quedo a la espera.

Pablo Solórzano dijo...

Hola CPierre, mil disculpas por la demora en responder. He estado muy líado. Si lees la última parte de esta entrada verás un recorrido que me recomendaron que se ve bien. Yo la verdad no recuerdo haber gastado mas que el pasaje hasta Huancayo, aunque me bajé antes, y luego el coche que me llevó desde donde bajé del bus hasta donde empecé la caminata, creo que pagamso cada uno algo de 7 soles. Luego ya el presupuesto varía de acuerdo a lo que quieras llevar, más o menos comida, depende de ti. Yo regresé luego por la zona de Nor Yauyos y baje hasta Cañete, hace poco volví a esa zona y tengo precios y datos más actualizados. Si pones en el recuadro de buscar VILCA o HUANCAYA podrás ver todos esos datos, mil gracias por tu visita y de nuevo disculpas por la demora. Ah, te recomiendo buscar en facebook al grupo Corredor Turístico Apu Pariacaca, conocen la zona como nadie. Un abrazo.

Cpierre dijo...

Hola, he me aquí también denuevo, he buscado la agencia que al final nombres "EMPRESA RIVERA "SEÑOR DE CACHUY"" La busque en la nube y nada. Su local donde queda aproximadamente.

Pablo Solórzano dijo...

Hola yo también he estado buscando info pero no lo he encontrado. Como ves, la información es de un lector de mi blog que no dejó más información que esa puesto que yo me fui hasta Yerbateros y tomé un bus hacia Huancayo y me bajé antes para entrar hacia la reserva. En todo caso el lector puso el teléfono, podrías llamar si te contestan espero que me avisas para refrescar la información. Saluidos y gracias por la visita.

Anónimo dijo...

Me gusto mucho la publicación, una amiga y yo estamos pensando hacer esta ruta, pero necesitamos mas info, podrias pasarme tu correo y asi puedo hacerte mas preguntas? Gracias y enhorabuena por el blog

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