Crucé nuevamente el puente de piedra mirando abajo el ancho y grisáceo Danubio en cuyas blanquísimas orillas los árboles parecían dormitar bajo el pesado sueño de la espuma de las nieves. Me volví a meter en el centro mismo de Regensburg para continuar mi callejeo (ver la primera parte aquí). Caminé un poco por la larga calle que avanzaba junto al río hasta que le perdí de vista pues los edificios construidos a su vera lo ocultan. Hasta que encontré el primer sitio interesante: a la izquierda estaba la casa donde el astrónomo JOHANNES KEPLER vivió sus últimos días. Aunque es mejor decir, una de las muchas casas donde vivió porque Kepler fue un nómada que se movió por toda Europa en busca de conocimiento.
Hoy el lugar es un discreto y pequeño museo llamado KEPLER GEDACHTNISHAUS (Keplerstrasse 5. Entrada: 2, 20 euros) que por lo que he leído tiene una interesante colección de libros que hará las delicias de bibliófilos y amantes de la astronomía. A propósito hay una frase muy interesante que el famoso científico dijo: "Yo deseaba ser teólogo; pero ahora me doy cuenta, a través de mi esfuerzo, que Dios puede ser celebrado también por la astronomía".
Hoy el lugar es un discreto y pequeño museo llamado KEPLER GEDACHTNISHAUS (Keplerstrasse 5. Entrada: 2, 20 euros) que por lo que he leído tiene una interesante colección de libros que hará las delicias de bibliófilos y amantes de la astronomía. A propósito hay una frase muy interesante que el famoso científico dijo: "Yo deseaba ser teólogo; pero ahora me doy cuenta, a través de mi esfuerzo, que Dios puede ser celebrado también por la astronomía".
Regensburg. Baviera - Alemania. |
Desde la Keplerstrasse, calle donde se ubica el museo, parten varias empinadas y estrechas callejas; al azar escojo una que sorprendentemente termina en un espacio amplio y luminoso: la HAIDPLATZ, plaza al que consideran el salón de Ratisbona. Tiene una singular forma triangular y está considerada entre las más hermosas del sur alemán. En el centro se ve la Fuente de la Justicia de 1656 y frente a ella hay un edificio, que hoy es un hotel, al que llaman EL ARCO (THE ARCH) porque en el pasado pasaba por allí un pequeño río que cruzaba toda la plaza. Al otro lado se encuentra el “Zum Goldenen Kreuz” que es un castillo patricio del siglo 13 y que se puede considerar como el primer hotel de la ciudad pues tuvo esa función desde el siglo 16. Allí se han hospedado emperadores, reyes y princesas. Entre ellos CARLOS V, un nombre que nos suena familiar.
Regensburg. Baviera - Alemania. |
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Pero la joya de este rincón de la ciudad es el Teatro THON DITTMER PALAIS y su clasicista fachada. Por un costado de la puerta principal se puede entrar y conocer su patio en el cual hay unas arcadas renacentistas.
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Esta plaza está unida otra, la RATHAUSPLATZ, por una pequeña calle llamada NEUE WAAG. ¿Por qué es importante ir allí? Pues porque en los pueblos alemanes siempre es bueno ver el ayuntamiento o municipio, ALTES RATHAUS, más aún si se tiene en cuenta que desde el de Regensburg los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico convocaban a los príncipes y obispos para deliberar con ellos en la Dieta Imperial Permanente. Además no pasará inadvertido para el caminante los 55 metros de altura de su torre. La fachada tiene un par de imágenes que parecen salir de unas ventanas y que son bastante curiosas: una es un hombre que parece mirar sin preocupación hacia quienes cruzan el umbral de la puerta y la otra representa a otro hombre que tiene en la mano una piedra y que parece que lo va tirar a quien estuviera cerca. Por lo que he averiguado esa imagen simbolizaría una advertencia para el burgomaestre a quien se le dejaba claro que tenía que hacer un buen gobierno porque si no los habitantes de la ciudad siempre tendrían a la mano las piedras para hacerle sentir su disconformidad.