HACIA PARAMONGA
Sería muy niño cuando escuché el nombre de este
pueblo. Ver los sacos de azúcar en la tienda de mi padre con la inscripción
PARAMONGA me hacía pensar en un lugar remoto en el que sólo había una gran
fábrica con grandes engranajes, y con mucha caña de azúcar alrededor. Ahora lo
vería.
Dejamos Barranca en un taxi colectivo (VER DATOS
ÚTILES abajo) y en 15 minutos llegamos a Paramonga. Pueblo bastante tranquilo,
con una plaza muy grande en donde se impone el cemento. Caminamos un poco por
las calles para ir a ver algunas cosas interesantes que el pueblo posee.
No muy lejos de la plaza está uno de los edificios más
conocidos de Paramonga: “La casa de las Brujas”, hasta donde sé no hay historia
relacionada a esta casa que justifique el nombre.
Quizás es por su aspecto ruinoso,
desangelado,que se ha ganado el mote. O
posiblemente lo sea por ese estilo tudor que tiene y que la emparenta con esas
ideas que todos poseemos sobre historias de terror victoriano. El hecho es que
es una propiedad levanta en el primer tercio del siglo pasado. A esta casa no
se puede ingresar.
Justo al frente de la casa hay una especie de casona
que seguramente también tuvo mejores momentos. Aunque el primer piso está
habitado, el segundo sólo es un reino de abandono. Según un señor que trabajaba
en los jardines, el sitio perteneció alguna vez al sindicato de trabajadores de
la azucarera. Una lástima que estos dos lugares estén tan dejados a su suerte.
Han debido de ser edificios muy llamativos y con mucha relevancia en los
azucarados tiempos en que Paramonga era un pueblo próspero.
Paramonga. Lima. Perú. |
En esta avenida lo interesante se encuentra en un par de edificios singulares. Uno es el viejo y también abandonado cine cuya gran fachada blanca lo hace parecer más bien un gran almacén de cosas sin valor. Por momentos caminando por Paramonga me imaginé perdido dentro de la novela “El Astillero” del gran Onetti.
Paramonga. Lima. Perú. |