El encanto de Comillas

lunes, 13 de julio de 2020

Antonio López y López, marqués de Comillas y hombre de muchos caudales, quiso que su pueblo natal no fuera una villa cualquiera sino una ennoblecida con los trabajos de los mejores arquitectos de su época. No escatimó esfuerzos y contrató a gente como Antonio Gaudí, Domènech i Montaner y Martorell i Monells (¡ni más ni menos!) para que adornaran su villa. Así que, si quieres ver maravillas modernistas en Cantabria, quizás este sea el mejor sitio para eso. Aunque hay mucho más por ver que solo joyas art Nouveau y aquí te contaré un poco más de ello
Cuando viví en Cantabria siempre me gustaba tener pretextos para ir a Comillas: cada vez que llegaba algún amigo o pariente le decía “tenemos que ir a Comillas” y allí íbamos. Y es que es un pueblo encantador (sin dudas uno de los más bonitos de Cantabria) cuyo casco antiguo está declarado Conjunto Histórico Artístico, con un patrimonio arquitectónico invaluable y unas vistas preciosas del mar Cantábrico; y lo mejor es que no es muy grande por lo que se puede caminar por todo el pueblo.


Otro motivo que me atraía de ese pueblo era el hecho de que allí había nacido  Juan Domingo González de la Reguera (n.1720 - m.1805) quien tenía mucha conexión con Lima, mi ciudad natal. Y es que siendo Arzobispo de la capital peruana (desde 1782) se fundieron en esa ciudad (1) unas campanas que se pusieron en las recién reconstruidas torres de la catedral, a la más importante de ellas se le puso “La Cantabria” (de 310 quintales de peso) (2), supongo que en honor a la tierra donde había nacido el arzobispo. Dicen que era muy famosa por sus sones. Además, hay que recordar que si bien González murió en 1805 y fue enterrado en la cripta de la catedral de Lima, sus restos fueron exhumados y removidos al Cementerio General de Lima en 1808, para así convencer a los limeños de entonces a seguir el ejemplo y empezar a enterrar a sus muertos en un cementerio civil y ya no en una iglesia (3). Por este hecho se le podría considerar como el primer enterrado en ese camposanto llamado hoy Cementerio Presbítero Maestro, aunque mucho después sus restos fueron devueltos a la Catedral y se puede ver su tumba en la cripta principal. 
Acabo con esto, ilustrado como era González quiso construir una universidad en Comillas, algo que no pudo concretar; aunque en 1801 ordena la construcción del Real Seminario Cántabro de Comillas o Seminario de Nobles (4), dato que le debo a Luis Sazatornil quien fuera mi profesor en la universidad de Cantabria. 
Ahora así, que empiece la aventura… Acompáñame…
1) Casco Viejo de Comillas
Un buen punto para iniciar la exploración es la Plaza de la Constitución, lo que vendría a ser la Plaza Mayor del pueblo donde podrán ver el Ayuntamiento antiguo del siglo XVIII y la notable iglesia de San Cristóbal. La plaza es encantadora pues está rodeada de casas con marcado cariz montañés. Las calles empedradas duplican el encanto ya que nos hace pensar en que vamos por caminos usados desde tiempos remotos. ¡Ah!, aquí un tip, llevar zapatos bien cómodos pues el empedrado golpea mucho la planta del pie y te puede hacer daño.





Justamente por uno de estas calles se llega a la cercana Plaza del Corro de San Pedro donde también se puede ver hermosos edificios del XVIII desde cuyos balcones cuelgan flores y enredaderas. Aquí se puede ver la Fuente de la Farola muy famosa porque tiene varios brazos: toda una obra de arte.



También desde la plaza se puede ir, en dirección contraria, hacia una plaza en la que se ubica la Fuente de los Tres caños diseñada por el gran Lluís Domènech i Montaner. En este rincón es donde se ubica el Ayuntamiento moderno de Comillas.
Además de todo ello, en este pueblo se pueden apreciar varias «Casas de Indianos» que es como llaman a esos palacetes muy de la zona norte de España y que fueron construidos por españoles que fueron a “hacer la América” y regresaron llenos de dinero a construirse en sus pueblos estos bellos edificios. Los podrás reconocer porque casi siempre tienen una palmera en el jardín, parece que ese era el símbolo de todo “indiano” exitoso.




2) Parque Güell y Martos
Este parque situado en la cima de una colina es quizás uno de los espacios más hermosos de Comillas por las impresionantes vistas que puedes desde allí tener de la gran costa cántabra. Y lo mejor es que está adornado con unas escaleras en espiral que te permite subir al monumento hecho en honor al marqués y que es obra del gran Domènech i Montaner. Si el nombre te suena a Barcelona estás muy bien dirigido: pasa que el Conde Güell se casó con la hija del marqués, y tiene también aquí, como en la ciudad condal, su parque.





No te pierdas desde este sitio la vista a la casa del Duque de Almodovar el cual tiene toda una pinta de casa gótica que la hace misteriosa y bella.No está abierto al público. Ah, y un poco más allá, el bello cementerio de Comillas donde justamente nos dirigimos.




3) Cementerio
Si has visto otras entradas que he escrito en este blog sabrás que soy un fanático de visitar cementerios así que el de Comillas no me lo podía perder. Este camposanto fue levantado sobre las ruinas de una iglesia medieval y fue diseñada por (sí, una vez más) el arquitecto catalán  Domenech i Montaner de allí que su fachada tenga tanto carácter modernista y es de tal belleza que fue  declarada Bien de Interés Cultural en 1983. Además, la verja es también una obra de arte.



Sobre esta gran entrada resalta la escultura en mármol del ángel exterminador o ángel guardián, creada por Josep Llimona en 1895. Se supone que iba a ser colocada en la Capilla-Panteón del Palacio de Sobrellano (adonde iremos luego), pero no calcularon bien sus dimensiones y al no poder entrar por la puerta de dicho edificio mandaron a volar al ángel para otro sitio… y se aposentó aquí. 
Dentro del cementerio podrás ver algunos mausoleos muy bonitos como el de la familia Piélago, proyectado por Domenech y realizado por Llimona.

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