La villa marinera de Castro Urdiales

sábado, 3 de abril de 2021


Continúo viajando a través de la memoria por Cantabria porque recordar es volver a viajar.

Y si tienes la suerte de ir por allí te recomiendo también darte un tiempito para conocer

Castro Urdiales, otra villa marinera llena de encanto en la que hay un lindo puerto,

edificios medievales, bellas playas y unos acantilados que dejan sin palabras. 


Castro Urdiales. Cantabria. España. 

Como otros pueblos cántabros la historia de Castro Urdiales se remonta a la época

prehistórica pues hay pinturas rupestres en algunas de las cuevas de sus alrededores.

También hubo una importante presencia romana pues fue el emperador Vespasiano quien

fundó en esta zona Flaviobriga en el 74 d. C., y durante la Edad Media la villa fue reconocida

como un importante puerto del que salieron naves y gente a formar parte de embarcaciones

de guerra. 


¿Qué ver en Castro Urdiales? Empecemos con la gran joya del lugar que es casi un

símbolo y caracteriza su paisaje. 

 

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN


En un extremo del  paseo marítimo aparece maravilloso este edificio gótico del siglo XIII,

considerado entre lo más relevante del norte de España. Solo con verlo por fuera ya es

suficiente para admirarlo, y aunque no puede entrar aquella vez que fui a Castro sé que

la visita al interior también vale la pena pues hay una importante colección de arte gótico y un

interesante cuadro de Zurbarán que representa a Cristo crucificado. 


Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


CASTILLO-FARO DE SANTA ANA

A unos contados pasos de la Iglesia se ubica este otro emblema de Castro Urdiales. El castillo de forma pentagonal data del siglo XII, pero en 1853 se le añadió un faro al que se puede ingresar sin pagar. Las vistas desde allí son, como podrás imaginar, impagables. 


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


PUNTA DEL ROMPEOLAS


Continué luego por el puente medieval y la ermita de Santa Ana (la cual estaba en

restauración y tapada con una gran malla que no hacía posible apreciarla bien) para llegar

al largo paseo que me llevó a la punta del rompeolas desde donde se tiene una vista genial

de todo el paisaje de Castro Urdiales. Podría decir muchas cosas pero creo que las

imágenes hablan por sí solas. 


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.


EL TRAMPOLÍN


Pensé que era bueno explorar un poco un lugar menos conocido y me fui hacia esta zona

(ubicada en la parte norte). Pasé por la playa la Ensenada y luego caminé al borde de los

acantilados de esta área más salvaje y bella. Hay aquí una especie de puente al que llaman

justamente El Trampolín (en verdad no recuerdo su nombre pero según el Maps se le

denomina así). La vista, claro está, es alucinante. Y, lo mejor, si es que no te gusta estar muy

cerca de los lugares más visitados por todos pues este lugar es idóneo para ti. 


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.

Desanduve mis pasos y de nuevo me fui hasta la iglesia de Santa María. Enrumbé luego por

la parte más famosa y visitada de Castro Urdiales: el largo y fantástico paseo marítimo que

cruza parte del pueblo. A veces extraño mucho esas caminatas al borde del mar en sitios tan

tranquilos como los pueblos cántabros. 


MONUMENTO AL REMERO DE CASTRO URDIALES


Esta villa tiene una gran tradición en cuanto a la práctica del remo, de hecho aquí se

encuentra la sede de uno de los clubs de remo más antiguos de esta zona de España: se

llama “La Marinera”, por lo que no es de extrañar que en pleno paseo marítimo me haya

topado, al centro de una pequeña placita, con este simpático Monumento.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

PLAZA DEL AYUNTAMIENTO DE CASTRO URDIALES


Cuando en España me decían plaza me costaba asumir que no era un cuadrado casi perfecto

como son casi todas las plazas de Perú. La de Castro tiene uno de sus lados abiertos hacia

el mar por lo que no es cuadrada y se encuentra en medio de la Puebla Vieja, al costado del

paseo marítimo y del puerto. Como su nombre lo indica aquí se ubica el ayuntamiento que

más parece un castillo por su torreón y su aire neogótico. Otro edificio de este estilo es la

Casa de los Chelines de principios del siglo XX y donde se encuentra ahora el Museo

Marítimo.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Como toda plaza que se precie tiene unos soportales con restaurantes y cafés donde es

una excelente idea tomarse algo mientras oyes el rumor del mar y los sonidos típicos de un

puerto pesquero 

Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


PARQUE AMESTOY


Sigo caminando rumbo al sur hasta llegar a lo que es, sin dudas, uno de los rincones más

llamativos de Castro Urdiales. Sus jardines invitan a la ensoñación y la tranquilidad mientras

se miran los suntuosos palacios y villas que la rodean y se oye al Cantábrico enviarnos sus

rugidos. Aquí se localiza la Oficina de Turismo de Castro Urdiales por si necesitas alguna

recomendación. 


El parque de la música es casi una continuación del Amestoy. Es otro sitio muy bonito. En el

medio se ha colocado una escultura a Ataúlfo Argenta, muy famoso músico español quien

justamente nació en esta villa. 

Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.


Castro Urdiales. Cantabria. España.


MUELLE DON LUIS


LLegué hasta este punto. Otro muelle muy grande y que abraza al mar por el lado norte.

Desde este paseo se puede observar la silueta de la iglesia, la plaza del ayuntamiento, el

paseo de Castro Urdiales, y grabarlo en la memoria por siempre.


Castro Urdiales. Cantabria. España.

Castro Urdiales. Cantabria. España.


Detrás, en todo su esplendor se abría la playa de Brazomar. Aún había muchos sitios por ver

pero el tiempo, el bendito tiempo, no alcanzó. Era hora de volver a Santander.

Hasta siempre, Castro Urdiales. 


Pablo.



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