La verdad es que “descubrimos” este parque por pura casualidad pues mirando un mapa vimos que estaba muy cerca al barrio barcelonés de Vilapicina, donde visitábamos a los parientes que allí tengo; así que animamos a mis primos Glyde y Carlos a acompañarnos y allí nos fuimos.
Construido en el siglo XVIII, lo cual lo hace el parque público más antiguo de la ciudad, es el sitio ideal para alejarse un poco de la vorágine citadina y de la muchedumbre turística que parece poblarlo todo Barcelona; y es también el lugar ideal para darle rienda suelta a la imaginación creyéndote que estás metido en una burbuja de fantasía y belleza, de esas que solo parecen haber en películas de época.
En el ingreso del parque está el algo descuidado “Palacio del marqués” que tiene ciertas reminiscencias moriscas. Detrás de este edificio está el inmenso jardín formado por terrazas que descienden, como si fueran cascadas de terciopelo verde, hasta la misma entrada principal. El parque está dividido en dos zonas: el neoclásico, que alude al amor; y el romántico, que representa la muerte. Como ya se nos hacía tarde y oscureció antes de lo esperado decidimos irnos directamente a la parte más importante de esta especie de vergel: el laberinto, el cual se encuentra justamente en la parte neoclásica, es decir el del amor.
En el pórtico de este entramado de fantasía hay un recordatorio al mito del laberinto del Minotauro: allí se ve la figura de Ariadna dándole a Teseo el ovillo hilo del que el héroe se valdrá para salir del caos luego de haber matado al monstruo. En la caseta donde se paga la entrada te dan un mapa en el cual puntean el recorrido a seguir para que salgas de este laberinto pero sinceramente estaba algo confuso y fue difícil salir, añadido a eso nuestra torpeza y poco sentido de la orientación claro, habríamos sido presa fácil de cualquier minotauro; bueno al menos fue un buen momento para reír mucho y volver a ser niños. Algunos dicen que el secreto es doblar siempre a la derecha pero aun así no pudimos encontrar la salida y llegar hasta la estatua de Eros que se encuentra justo en el medio de este dédalo de cipreses.
Un dato interesante es que en estos jardines han servido como escenario para la película “El Perfume”, basada en la novela de Patrik Suskind, que cuenta una historia de la Francia del siglo XVIII; como dijimos, el sitio es un lugar perfecto para irse en el tiempo hasta una época de palacios, sueños y evasión por ser todo un compendio de fantasías barrocas y clásicas, lagos con nenúfares, bosques y cascadas. Desde el laberinto una escalinata lleva a un pabellón de estilo neoclásico y desde allí se puede tomar un camino que avanza por el bosque junto al “Canal Romántico”.
Además de estos espacios hay un falso cementerio y dentro del bosque de pinos la antigua cueva de un ermitaño. El parque tiene una extensión de poco más de 9 hectáreas de los cuales solo pudimos recorrer muy poco por ser ya bastante tarde por lo que recomiendo ir con suficiente luz que pasear allí en la plenitud del día debe ser una experiencia maravillosa.
Pablo
DATOS ÙTILES
- Entrada: 2.17 euros pero las personas mayores y los niños entran gratis. Normalmente, los miércoles y domingos, la entrada también es gratuita para todos. La parada de metro más cercana es Mundet.
- Hay baños y zona para parqueo. También un lugar para picnic y fuentes de agua que son un gran consuelo cuando el sol alumbra sin piedad.
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