En la entrada anterior, en que iniciamos nuestras correrías por la parte vieja del centro de Barcelona, habíamos quedado a un paso de conocer lo que se puede considerar sin un ápice de duda uno de los edificios más hermosos de la ciudad: EL PALAU DE LA MUSICA CATALANA. Ubicada en una estrecha y algo sombría calle del barrio de Sant Pere, este edificio es todo un exuberante sumario de artes, un derroche de hedonismo artístico donde se mezclan en perfecta armonía la arquitectura, música, pintura, escultura, el color y la sutil transparencia de las vidrieras. Es, junto a la Casa Batlló, mi edificio favorito.
Fachada del Palau de la Música Catalana |
Con solo ver el exterior de este palacio uno se da por satisfecho. La fachada, construida con ladrillos rojos, está adornada con pilares cubiertos de mosaicos sobre las que yacen los bustos de los músicos Palestrina, Bach y Beethoven. El resto es una floración ecléctica de estilos que van desde los arcos mudéjares hasta los adornos hechos con cerámica vidriada bizantinas y mosaicos de estilo romano. En la esquina del palacio hay un soberbio conjunto escultórico que es una alegoría a la música popular catalana.
Alegoría de la música popular catalana - Palau de la música catalana |
Esta obra pertenece a otro de los genios del modernismo catalán: Luis Domenech i Montaner quien plasmó en este edificio el deseo de la clase burguesa barcelonesa de mostrar al mundo su independencia creativa y su pujanza económica, su deseo de afirmar su tradición sin que ello signifique renunciar a la modernidad; todo ello valiéndose de los parámetros del estilo modernista que prohijó y cuyo crecimiento y vitalidad apoyó. Es por ello que tanto fascina ese famoso estilo, no solo por la intensidad de sus expresiones y la ambición de sus propuestas sino también por haber sido una especie de emblema, de lenguaje irrepetible cuyo crecimiento y desarrollo fue estimulado por una clase que no rechazó lo propio sino que apostó por ello sin que ese tradicionalismo o nacionalismo les hiciera renunciar a la innovación, al cosmopolitismo. Y además por haber sido usado como expresión para enriquecer obras que redundarían en el beneficio propio de la comunidad como es el caso de una escuela de música o de un hospital, como el de Sant Pau.
Palau de la música catalana |
Recomendamos darle la vuelta a todo el recinto. En la parte trasera, el CARRER DEL PALAU DE LA MUSICA, el Palacio tiene un bar y café en un excelente ambiente que es parte del edificio y donde están prohibidas las fotos. Salimos de nuevo hacia la vía Laietana y si todavía hay tiempo te recomiendo le eches una mirada al ecléctico edificio de LA CAIXA DE PENSIONS (Caja de Pensiones), a unos pocos metros, frente a la entrada al metro de URQUINAONA; y también a otra casa que está al frente de La Caixa y cuyo nombre no pude averiguar pero que tiene más un parecido a un castillo por las almenas que la adornan.
Caixa de Pensions, Via Laetiana |
Via Laetiana |
Ahora sí bajamos por la Via Laietana hacia el mar hasta llegar a la Plaza del Angel, en la estación de metro Jaume I, y desde allí tomar el “Carrer de la Argenteria”. Ya estamos en el corazón del bohemio barrio del Born.
En la Barcelona vieja, epicentro de los movimientos burgueses y aristocráticos ya parecía no haber espacio para los menos afortunados en la repartija de poder por lo que más allá de las antiguas murallas iban apareciendo conglomerados de humildes casas que poco a poco se fueron convirtiendo en el centro de trabajo de los muchos gremios de oficios. De esa manera aparecen los alfareros (terrissaires), los plateros (argenters), los cazoleros (ollers), sombrereros (sombrerers) y así un largo etcétera. Ahora dichos nombres sirven para denominar muchas de las estrechas calles de este barrio el cual tras largos años de abandono ha sido recuperado; tiene algo de originalidad ya que más que gente con cámaras fotográfica y guías de viaje bajo en el brazo se ven personas viviendo su día a día y hasta alguno con pinta yonki y otro con “uniforme” de bohemio que avanza por las estrechas calles con paso tambaleante y mirando la nada.
Barrio del Born |
Al terminar el “Carrer de la Argenteria” tendrás ya ante ti la famosa BASILICA DE SANTA MARIA DEL MAR. Bella iglesia de estilo gótico catalán y que fue construida gracias a los fondos que donaron los comerciantes y armadores en un tiempo record 55 años, algo casi imposible de hacer en la edad media. Ha de ser por eso que mantiene unidad de estilo tanto en su interior como en su exterior. Dentro sus grandes naves se iluminan con los chorros de luz que traspasan las inmensas vidrieras de los XV y XVIII. Ha ayudado a hacer aún más famosa esta iglesia el best-seller LA CATEDRAL DEL MAR del español Falcones. Está abierta todos los días de 9 a 13 y 30 y de 16 y 30 hasta las 20 y la entrada es gratuita.
Detrás de la iglesia está el Carrier de Montcada que tomaremos para seguir paseando por el Born. El motivo para andar por aquí es que hay una buena cantidad de mansiones góticas del XIV como por ejemplo la Casa Cervelló-Guidice, en el número 25, que debe ser la única que conserva la fachada original. Al frente, en el número 22, está El Xampayet que es de los bares más famosos de la ciudad. En la acera derecha de esta calle hay varios edificios entre los cuales destaca el MUSEO PICASSO que abrió en 1963 con obras donadas por Jaume Sabartes amigo de famoso pintor. Aquí se ven sobre todo obras de su primera temporada entre ellas el conjunto llamado “Las meninas”. Hay que recordar que el artista vivió en Barcelona y que en “Els quatre gats”, café que aún existe, hizo su primera exposición y hasta se dio unas vueltas por este barrio que ahora andamos para, aparentemente, disfrutar por vez primera de los placeres de la piel en uno de los prostíbulos del “Carrer de Avinyó”, al otro lado de la Via Laetania, cerca al puerto. Estas experiencias inspirarían al inmenso Picasso su cuadro LAS SEÑORITAS DE AVIÑÓN de 1907, considerado como el inicio del arte moderno. Gracias por eso chicas.
Al frente del Picasso hay otro museo, exactamente en el 14, el Barbier-Mueller que guarda una colección interesante de tejidos, cerámicas y objetos precolombinos recopilada por el coleccionista de arte suizo Josef Mueller quien era un admirador del arte de los pueblos antiguos de América y al que consideraba merecedor de más reconocimiento y estudio. Llegamos a le esquina de Montcada con Carrer de la Princesa y giramos a la derecha para no detenernos hasta el PARC DE LA CIUTADELLA.
Gran espacio verde ideal para escapar del tráfago citadino y para tener un poco de paz mientras uno se come el bocata y repone las fuerzas perdidas en el largo andar que aquí hemos propuesto. Construido en 1720 sobre el espacio que ocupó una ciudadela antigua, de ahí su nombre, con fines defensivos, el parque es hoy un punto clásico donde los barcelonenses vienen a pasar el domingo o a solazarse durante el verano. Hay un gran lago para remar, altos árboles de naranjos y palmeras y también piezas escultóricas de distintos artistas catalanes pero las que sobresalen son las de la “Cascada” que está inspirada en la Fontana di Trevi romana y en cuyo diseño colaboró un joven estudiante que la posterioridad reconocería con el nombre de Antoni Gaudí. Cerca al parque hay un invernadero, un zoológico y los edificios del Parlamento Catalán. Ah, y una curiosidad muy simpática: un inmenso Mamuth.
Parque de la Ciudadela |
Parque de la ciudadela |
Parque de la Ciudadela |
Mamuth - Parque de la Ciudadela |
A unos pasos del parque está el ARC DEL TRIOMF de la ciudad el cual fue la puerta de entrada al recinto de la Expo Universal de 1888. Es de estilo neo mudéjar y está decorado con alegorías que representan los oficios, la industria y el comercio, sin duda para dar idea de una Barcelona industriosa, trabajadora y progresista. El friso del arco representa a la ciudad dando la bienvenida a los visitantes. Aunque en nuestro caso nos daba la despedida pues nos fuimos hacia la parada del metro, llamado justamente Arc del Triomf, ya que venía siendo hora de regresar al hostel.
Arco del Triunfo |
Pablo
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