POMATA: FELINOS Y FILOSOFOS.
Lo primero que ves al bajar de la combi que te trae desde
Puno hasta POMATA no es nada barroco
sino más bien uno de esos monumentos que forman parte de nuestro insufrible “patrimonio
posmoderno”: un felino de tamaño gigantesco que recibe calurosamente al
visitante mostrando sus nada amigables fauces. Quien puso esto, ¿se creería
quizás uno de esos reyezuelos de la antigüedad que solía mandar a poner en la
entrada de sus dominios unos monstruos gigantescos y atemorizadores para
advertir al recién llegado? Ve tú viajero a saber todo lo que se esconde en las
profundas (y no por eso llenas) capas cerebrales de nuestras autoridades
edilicias.
Como bien recuerdan los
improbables lectores de este blog, en una entrada anterior, en la que conté
nuestra experiencia en la maravillosa península de Capachica de donde –mal que me pese- tuvimos que volver a Puno por
problemas de salud, prometí seguir aportando datos sobre otros lugares
interesantes que se pueden conocer en tierras puneñas. La continuación del
viaje se daba ahora por algunos de los pueblos (exactamente POMATA y JULI) ubicados
casi a orillas del Titicaca y en los que hay unas impresionantes iglesias
barrocas. Así que allí vamos.
Pasado el susto del felino,
nos recibió otra rimbombancia: enormes letras blancas sobre el césped que te
indican la particularidad de Pomata: BALCÓN FILOSOFICO DEL ALTIPLANO. Ya. Un
enorme tigre, una romántica presentación, esto se pone interesante... Entramos
a la plaza y la cosa mejora. Al no ingresar los carros en el pueblo (las combis
que vienen desde Puno te dejan a las afueras) hay mucha tranquilidad y
silencio. Sinceramente pensé que iba a haber más construcciones antiguas pero
de antigua solo había la iglesia, de la que hablaremos luego. Por ahora, lo que
más me impresionó y me pareció encantador fue ver toda esa larga fila de gente
de los pueblos aledaños que había venido hasta Pomata a hacer trámites. Mujeres
cargando sus multicolores llicllas, protegiendo sus gastadas pieles con sus
simpáticos sombreros bombín, vistiendo amplísimas faldas, cargando sus bolsas
de plásticos, conversando, sonriendo, matando el tiempo en la cola con una
calma y paciencia que a uno, veloz y neurótico como es, se le antoja imposible.
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
Cerca de la plaza se
encuentra la joya del pueblo: la iglesia San
Santiago de Pomata. A la entrada principal llegas a través de un caminito
que se abre paso en un espacio ajardinado. Por fin estoy aquí. ¡Había visto
tantas veces este sitio en fotos y reportajes; había viajado tantas veces por
Puno y nunca me había dado el tiempo de conocer estos pequeños pueblos con grandes
iglesias!
El color rojizo de la
fachada eclesial parece llamear estimulada por la luz del sol andino. No puedo
dejar de recordar la intensa rojez que vi en las ruinas de las iglesias
jesuíticas de Misiones, en Argentina.
Sí, jesuíticas como estás de Pomata. Es indudable que hubo una conexión sureña,
una larga ruta que vendría desde Lima y no se detendría sino hasta lo que es
hoy Argentina.
Las imágenes de las fachadas
son todo un muestrario de simbología e iconografía. Podrías pasarte horas allí
tratando de desentrañar el misterio de los mensajes en piedra que alguien hizo
hace mucho y que todavía dialogan con el visitante. Monstruos, aves con un
plumaje bien definidos, seres alados que parecen estar perdidos en medio de una
jungla de rica y barroca flora.
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
POMATA. PUNO - PERU. |
Dentro, nos recibe una larga
sala que nos lleva hasta un altar algo desnudo (se nota que aquí se ha
esquilmado, y mucho) cuya carestía de imágenes se ha tratado de solapar
poniendo imaginería moderna y poco agraciada. En el crucero lo que más me
impresionó fueron las grandes pechinas sobre las que no se ha dejado espacio
sin esculpir: hay allí un entramado de flores, hojas, ramas y plantas que
parecen estar en movimiento. Y encima de todo, con adornos similares, la gran
cúpula que parece flotar sobre la luz que penetra en el interior a través de
los ventanucos.
Salimos de la iglesia y le
dimos la vuelta para ver la otra parte de la fachada. Está muy descuida puesto
que es la que no ve el que llega a conocer el edificio: sobre las paredes
alguien ha tenido la genial idea de repetir varias veces una advertencia: No
orinar. Las miasmas que se respiran pueden dar fe que nadie se ha dado por
enterado.
Sobre el pueblo de Pomata
hay un mirador (es fácil llegar allí) a la que han acondicionado para que el
visitante suba y contemple el Titicaca y los campos de labranza que llegan casi
hasta sus mismas aguas. Abajo está el pueblo y su iglesia, o mejor dicho la
iglesia a la que se le ha adherido el pueblo puesto que es eso lo que en verdad
parece Pomata. El paisaje visto es hermoso. Se entiende mejor ahora eso de
“balcón filosófico”; pero si no se te da mucho por el pensamiento,
tranquilo(a), subir vale la pena, al menos tendrás una bonita foto para tu
Facebook.
JULI:
¿LA ROMA DE AMERICA?
Cuando los jesuitas llegaron a Juli seguramente se
decepcionaron: el agua era escasa, el clima pésimo y no había ni pastos ni
pescado (Burrieza, 2007:233). Yo también sentí mucha decepción, pero por
distintas razones. Este era otro sitio que quería conocer, sobre todo porque la
conocían como la “Roma de América”. Un sobrenombre
demasiado engañoso, en mi opinión. O quizás sincero, por lo que fue, no por lo
que hoy es.
Llegamos justo cuando se
celebraba los inicios de la Fiesta de la Concepción (era 6 de diciembre), por
lo que había un ambiente festivo. Tardamos en encontrar un restaurante (no hay
muy buenos), y luego de estar bien comidos y protegidos con crema (hacía un sol que
parecía un castigo) nos fuimos a recorrer el pueblo. Primero la plaza, aquella
vez muy bulliciosa y llena de gente por lo de la fiesta. Allí se puede
encontrar la iglesia de San Pedro Mártir,
martirizada y ahogada en medio de todo ese urbanismo de ladrillo, cristales
polarizados y horribles techos de plástico que impera en el lugar. Apenas si se
puede ver nada que nos recuerde el tiempo jesuítico: todo son cabinas de
internet (nunca había visto una plaza tan llena de ellas), tiendas de ropa con
maniquíes en la puerta y una pileta sin gracia (por decir lo menos).
La iglesia, de estilo
renacentista, con unos delicados pilares adosados a la fachada, tiene unas proporciones
rítmicas: desde la elevada torre - campanario se baja hasta el techo de la nave
principal y el descenso continúa hasta el edificio (imagino parroquial) que se
ubica al lado. Frente a ella, hay una gran explanada donde vimos a algún caballero
orinar (¡!).
Nos alejamos. Vamos a buscar las otras joyas jesuíticas
de Juli que han sobrevivido a todo este marasmo moderno. Así encontramos la
iglesia de Nuestra señora de la Asunción.
La cosa mejora, aunque el impacto que el pueblo y su modernidad ha tenido es
evidente. Lo más simpático es el arco de piedra, llena de florones tallados, a
través del cual se entra en un amplio espacio que lleva hasta las escaleras que
dan acceso a la iglesia. También llama la atención la torre del templo, con dos
cornisas unidas por pilares clásicos. Se puede visitar el interior. Hay un
vigilante en la puerta que vende las entradas (6 soles).
Otra iglesia en este pueblo
es la de San Juan Letrán (todas
están muy cerca de la plaza). No tiene la fastuosidad barroca de las otras
(aunque su entrada principal si tiene elementos barrocos andinos muy
apreciables) pero sí se encuentra en un buen estado. Además se puede visitar
por dentro (previo pago).
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
JULI. PUNO - PERU. |
Pablo
DATOS
UTILES
PUNO
Nos hospedamos en el Hotel Los Pinos Inn (Tarapacá 182, muy cerca del Parque Pino). 50 soles habitación
doble. Agua caliente. Pero mala iluminación y una televisión que no funcionaba
bien. Aunque el trato es muy bueno.Teléfono (051) 367398. hostalpinos@hotmail.com
Un lugar para desayunar o merendar: Café Ricos Pan,
excelentes pasteles y mucha amabilidad. Ni muy barato ni muy caro. Jirón
Arequipa 332.
En la calle Lima hay una oficina de I - Perú (información
turística) donde nos atendieron de maravillas y las chicas que allí trabajan
parecen saber de todo sobre Puno.
Las combis hacia sitios como Pomata o Juli salen desde el
Paradero Zonal, un taxi hasta allí (desde el centro) puede costarte 3 soles.
Desde Puno a POMATA hay 59 kilómetros de distancia. El
viaje dura 1 hora 40 minutos. Se pasa primero por Chucuito (hasta allí hay 20
minutos), luego Ilave (45 minutos).
POMATA
Entrada a iglesia 2 soles, pedir ticket. Abierto de 8 a 4
de la tarde, todos los días.
No vimos allí un hotel pero sí hay un hospedaje
municipal: 10 y 15 soles la cama, el encargado está por la tarde, desde las 4. Se
le ubica en el municipio.
JULI
Para tomar la combi que lleva desde Pomata a Juli hay que
bajar a la carretera. Tuvimos que esperar un poco de tiempo pues la mayoría de
combis que vienen desde la frontera con Bolivia están llenas. Afortunadamente
encontramos uno donde entramos a duras penas.
Desde Pomata hasta Juli hay 30
minutos de viaje y el pasaje cuesta 2 soles.
En Juli fue difícil encontrar un buen restaurante. Hay uno
llamado la Fontana en el Jirón Lima (cuadra 4). Por la fiesta no había menús
por lo que pedimos trucha (10 soles). No fue la gran cosa, pero era eso o
morirse de hambre
Hay varios hospedajes, nosotros preguntamos en el hotel
San Bartolomé, en la plaza: 25 soles la habitación doble con baño. No pudimos
entrar por lo que no podemos dar fe de su calidad.
Entrada a la iglesia - museo Nuestra señora de la
Asunción: 6 soles, de 8 a 5 de la tarde.
Encontramos la oficina de una empresa de buses que ofrece
servicio desde Juli hacia Moquegua: Sol andino: 25 soles el pasaje. Salida a
las 6 y a las 7 y 30 de la tarde, y a
las 8 de la mañana.
Desde Juli a Puno hay 1 hora de viaje, y el pasaje cuesta
4,5 soles por persona.
(Datos del 2013)
BIBLIOGRAFIA
Burrieza Sánchez, Javier. Jesuitas en Indias: entre la utopía y el conflicto : trabajos y
misiones de la compañía de Jesús en la América moderna. Valladolid:
Universidad de Valladolid, 2007.
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