La mujer que encontramos en el “puesto de vigilancia” de CERRO BAÚL nos dijo que ella y los
vecinos de los pueblos aledaños se organizan para cuidar el cerro porque viene
“gente de noche a hacer brujerías”. Nos explicó las vueltas que dan por las
faldas del cerro durante las cálidas madrugada moqueguanas, bien premunidos de
lámparas y palos (no me animé a preguntar si también cargan armas), y nos contó
también algunas historias extrañas y misteriosas. Toda esta parafernalia mágica
es posible en un cerro como este, de forma tan peculiar y distinta a la que
tienen los cerros que lo rodean: una mole de forma casi acastillada que emerge en medio del desierto con
su cima extrañamente aplanada, como si el hombre le hubiese dado esa forma. Si
no fue así, su forma natural lo hizo, con seguridad, lo suficientemente
atractivo para los ojos humanos. Por ello no es de extrañar que los WARIS lo hayan elegido como lugar para
construir en sus alturas una gran ciudadela.
Habíamos cambiado el frío
del hermoso altiplano puneño (ver entrada anterior) por el reconfortante calorcito de MOQUEGUA hasta donde llegamos luego de un viaje sencillamente
alucinante que nos llevó desde las alturas nevadas de los Andes hasta el
desierto de los valles costeros. Tenía muchas ganas de conocer esta pequeña
ciudad que tiene un cariz barranquino (por Barranco,
el distrito limeño sobre el que escribí) pero la experiencia sin ser mala
tampoco fue lo que esperaba. Es un sitio relativamente tranquilo, con casas
antiguas y, afortunadamente, sin edificios nada agraciados que alteren su
interesante patrimonio arquitectónico (como vimos en JULI, por ejemplo). Pero parece que como pueblo pequeño que es
nunca estuvo preparado para que por sus pequeñas calles reciban de golpe toda
la modernidad y el barullo que trae la mina que se ubica cerca y que es una de
las más importantes del país. Temo que le pase en el futuro lo que ha Cajamarca
que de ser una ciudad tranquila y encantadora ha pasado a ser una gran urbe
llena de todos los problemas sociales que eso significa ¿Son estos los costes a
pagar por la boyante economía? Bueno, no quiero sonar alarmista, con todo
Moquegua sigue siendo, aún, un lugar apacible y que bien se merece una visita.
MOQUEGUA - PERU. |
MOQUEGUA - PERU. |
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Desde Moquegua es muy fácil
llegar a Cerro Baúl (ver DATOS UTILES abajo), lo difícil es (para algunos) ascender por su secas y rocosas laderas.
Eso hicimos luego de despedirnos de la señora que nos vendió las entradas y nos
contó lo de la “brujería”. Tuvimos suerte: el sol nos dio tregua pues se nubló
así que la subida no fue tan difícil, al principio. No hay señalización y las
primeras ¾ partes del camino están en pésimo estado por lo que hay que adivinar
por dónde ir y pisar: todo es un erial agreste en el cual crece, con timidez,
algún matojo de hierba o planta bien adecuada al desierto.
Hasta que tocamos la “pared”
del farallón y encontramos una gruta donde hay velas derretidas, hojas de coca,
restos de cigarros, caramelos: es obvio que el cerro sigue siendo un Apu protector al que se viene a pedir
favores a cambio de dejarle ofrendas, y de subir hasta su cima a celebrar, sagrativamente (qué lindo adverbio que la DRAE quiere desaparecer), rituales.
No sé si la señora se refería a esto u a otro tipo de “rituales”, es decir a
alguno que tuvieran que ver más con magia negra. En todo caso, imagino que sí
se le permitirá a la gente subir a dejar sus hojas de coca o demás cosas pues
esto es más tradicional y se hace incluso en Semana Santa cuando los peregrinos suben a la cima del cerro
durante la madrugada. Para que se hagan una idea les dejo este vídeo.
Cerca de la cima el camino se desovilla empinadamente hasta que aparecen escaleras y barandas que alivian el esfuerzo de subir. Es algo de agradecer pues es justo la parte donde se inicia el empinado farallón por lo que si sufres de vértigo o no tienes equilibrio te recomiendo no subir.
En la cumbre lo primero que aparece ante los ojos del caminante son 7 cruces puestas sobre un montículo de piedras a cuyos pies hay restos de “ofrendas” y mil velas ennegrecidas y derretidas que han dejado los que han subido a ofrendar. Desde esos 2,600 metros sobre el nivel del mar teníamos otra vista del valle moqueguano: ya no nos parecía tan árido sino más bien un alargado y bello oasis cuyo milagroso verdor contrastaba con la intensa dureza del desierto.
Para seguir con la mística y
lo ritual, hay que decir que casi toda la cima de CERRO BAUL está llena de
maquetas hechas con piedras y lajas que representan en su mayoría pequeñas
casas que parecen hechos para muñecos o enanos: las hay de dos pisos, alguna
con jardín, otras con una especie de garaje; otros son solo formaciones
circulares en cuyos centros se han puesto piedras enhiestas como si fuera una
construcción “mágica”, en fin, todo lo que la inventiva de los oferentes puedan
hacer y quieran pedir. Es más que interesante ver todo aquello.
CERRO BAÚL. MOQUEGUA - PERU. |
CERRO BAÚL. MOQUEGUA - PERU. |
CERRO BAÚL. MOQUEGUA - PERU. |
CERRO BAÚL. MOQUEGUA - PERU. |
CERRO BAÚL. MOQUEGUA - PERU. |
Un poco más allá está lo que
queda de las ruinas WARI, el gran
estado ayacuchano que llegó hasta esta zona y construyó una ciudadela justo
allí, en las alturas del cerro. Algunos dicen que ellos mismos la arrasaron
antes de abandonarla, ¿por qué hicieron tal acto?... un misterio más… en todo
caso te recomiendo que leas lo publicado por los estudiosos del PROYECTO ARQUEOLÓGICO CERRO BAÚL pues
aclaran algunas cosas.
Bajamos a la carretera a
esperar la combi pues queríamos continuar hasta TORATA, no habíamos oído nada de ese lugar pero ya que estábamos
por la zona quisimos continuar conociendo sitios. El pueblo tiene una atmosfera
apacible y una plaza muy bonita y colorida. Alrededor hay zonas que tienen el
digno encanto de lo viejo y otras donde se impone la suciedad y los materiales
de construcción esparcidas por la calle. Parece que Torata está siendo
reconstruida.
Eso sí, subiendo por un
calle muy en empinada se llega hasta un mirador en la que hay un parque con
jardines llenos de flores a los pies de un Cristo blanco. Abajo estaba el
villorrio encajonado entre cerros cubiertos de verdor (aquí ya el desierto se
impone menos) y el cual se propagaba el divino olor a leña que tanto nos
reconforta a los que solo olemos el enfermizo olor del smog. Después de eso no
hay nada más que ver.
Regresamos a la plaza a tomar
la combi de regreso a Moquegua pues al día siguiente continuaríamos nuestro
viaje por el sur del Perú: AREQUIPA esperaba
por nosotros. Hasta entonces viajeros.
Pablo.
DATOS
UTILES
Desde Puno a Moquegua: la mejor opción son las
combis que se encuentran en la calle Echenique de Puno, cerquísima de la
terminal de buses. Son 4 las agencias que hacen ese recorrido. Las conocen como
los “H1”. El pasaje es 35 soles y el viaje dura 4 horas. Las combis son muy
modernas y confortables. Hay empresas de buses que prestan servicio hacia Moquegua
pero lo hacen normalmente por la noche, el único que lo hace de día es SAN
MARTIN: a las 09 de la mañana, precio del pasaje: entre 20 y 25 soles. El viaje
dura 6 horas. La carretera está en muy buen estado pero la zona por
donde pasa está llena de algunos abismos y una niebla espesa como la que jamás
había visto en mi vida. Ves tantos y tan variados paisajes que parece que
hubieses visitado diferentes lugares del mundo en poco tiempo.
Hospedaje en Moquegua: Columbia Hostal. Calle Junín 334.
Teléfono 053 – 463553. Costo de habitación doble: 70 soles (negociable). Muy
buen servicio, aunque hay una cochera atrás donde muy tarde y muy temprano
salen o entrar coches lo que lo hace muy bullicioso por lo que es mejor no
pedir las habitaciones que dan a ese lugar.
Hay una pizzería llamada VISSIOS en la plaza de Moquegua que
pone unas pizzas buenísimas. Y en el Parque La Alameda hay bonitos
restaurantes.
Desde Moquegua a Cerro Baúl: Ir hasta el Estadio
de Moquegua que es desde donde parten las combis hacia TORATA. El pasaje es 3
soles y hay que bajarse al inicio del camino al cerro (poco antes de Yacanga). Hasta
ese lugar el viaje dura poco menos de 30 minutos. En la pequeña caseta de
control se paga 4 soles por la entrada, o 1 sol si eres estudiante y muestras
tu carnet.La subida hasta la cima lleva 1 hora a buen ritmo, y
media hora para bajar. Es bueno llevar agua, gorra, mucho protector solar y usar
calzado adecuado.
Desde Cerro Baúl a Torata: se pueden tomar las combis que
vienen desde Moquegua. Pasado el mediodía suelen demorarse más. El pasaje es
0,50 céntimos y el viaje dura 8 minutos.
Desde Torata a Moquegua: las combis parten desde la plaza
una vez estén llenas. El pasaje es 3 soles por persona y el viaje dura entre 30
y 40 minutos.
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