Y ahora.... ¡Santander!

lunes, 10 de septiembre de 2012


Si hace 4 años alguien me hubiese dicho que iba a vivir en España, y más precisamente en Santander, le hubiese dicho que estaba loco (o loca) y que lamentablemente su predicción estaba equivocada porque no se me cruzaba por la mente vivir en esta parte del mundo.

Santander. Cantabria - España.
Santander. Cantabria - España.
Claro que pensaba pasar temporadas en Europa pero para mí el Viejo mundo era Alemania, Holanda o Suecia, por ejemplo. Para mí Europa era el frío, gris y desarrollado norte. Con el tiempo me di cuenta que éste no es el continente monolítico, sin resquebrajamientos, dúctil, orgánico, indivisible, que algunos pensamos que es cuando la miramos desde el otro lado del mar. No. Aprendí poco a poco que Europa es un lugar lleno de matices, por momentos de extremos, donde los países y las culturas se parecen menos de lo que uno imagina. Y aunque ahora la crisis ha puesto en entredicho la esencia de la unidad de este continente no se puede dejar de reconocer que la Unión Europea ha sido, y es, una de las aventuras políticas más interesantes y hasta esperanzadoras si se tiene en cuenta que se unieron países que hace poco más de 50 años estaban armados hasta los dientes y se odiaban a muerte.

Santander. Cantabria - España.
Santander. Cantabria - España.
En fin, el hecho es que no se me ocurría para nada vivir en España pero el azar es una fuerza que ha dirigido siempre mi vida y aquí estoy, fiel a los dictados del corazón y viviendo la experiencia sin quejarme. Ya casi me he acostumbrado a estas contingencias que el azar me ha puesto delante. Es por eso que este blog tiene el nombre de la brújula del azar, porque he vivido y estado en lugares donde nunca jamás imaginé ni planifiqué estar o vivir. El aire empuja y mi barca se mueve con él. Así de simple y bello, así de aterrador.


Y como en toda ciudad o lugar donde me toca vivir o estar, no podía dejar de lado de mi vicio de andar y caminar por las calles del sitio que ahora hace de puerto adonde ha llegado la barca de mi vida: y ese puerto es Santander, capital de la comunidad autónoma de Cantabria. A veces me sorprende lo curioso que puede ser el destino. Cuando era niño y supe que había un pueblo llamado SOLORZANO (como mi apellido) me juré que algún día llegaría allí. ¿Por qué? No lo sé; solo fue un antojo, un deseo, un capricho de ese momento que no pude sacarme de encima nunca. Y heme aquí que estoy, viviendo en Santander, a media hora de ese pueblo de donde seguramente salieron mis ancestros para llegar hasta el Perú. 

Y en el Perú no se detuvieron y siguieron moviéndose hasta llegar a un pueblo remoto y de difícil acceso en los Andes peruanos llamado UMBE. Allí se asentaron, tuvieron descendencia y continuaron la vida. Los quiero imaginar vagabundos, aventureros, yendo de un extremo al otro del mundo ávidos de encontrar algo. Pero, ¿qué? Quizás riqueza, aventura, tranquilidad. Vaya uno a saber. Desde Umbe el eterno movimiento no se detuvo y los Solórzano, fieles a su ímpetu volvieron a las andadas y terminaron en Lima: entre ellos estaba mi padre y sus hermanos que llegaron a la capital peruana buscando realizar sus sueños. Y de esa ciudad salí yo y casi llevando a su fin un recorrido circular he llegado al sitio de donde seguro partieron esos ancestros viajeros. ¿Seguiremos moviéndonos? Espero que sí, que el movimiento no se detenga nunca. 

En fin, esta es una propuesta de recorrido para conocer la parte monumental de Santander, de la que si bien queda muy poco debido a las muchas desgracias que asolaron a la capital cántabra (incendios, explosiones, batallas), es digna de ser visitada por los muy variados encantos que se pueden encontrar entre sus calles.

Santander. Cantabria - España.
Santander. Cantabria - España.
Santander. Cantabria - España.
Por su puesto la ciudad tiene muchos otros espacios para conocer y prometo escribir sobre ellos pues sería imperdonable no decir nada sobre su puerto, sus hermosas playas, su verde y alucinante península, etc. Como dije esto es solo una propuesta de recorrido, lo importante al fin y al cabo es que todo viajero se deje llevar por su propio olfato y que su intuición lo lleve, cual mágica brújula, a perderse por el laberinto santanderino; es seguro que sea donde sea que vaya esta ciudad no le decepcionará.

Pablo

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