El primer
recuerdo que tengo de Mario
Vargas Llosa está relacionado a una bofetada. Estábamos con
mi madre en Ayacucho visitando a nuestros parientes y por coincidencia esos
días iba a haber un mitin político: Mario estaba en plena campaña presidencial
y se atrevió a venir a un lugar como Ayacucho donde el miedo al terrorismo
salvaje de Sendero Luminoso era cosa de todos los días.
Yo ya lo admiraba aún si haber leído gran cosa de su obra. O había leído solo alguno de sus cuentos y un puñado de fragmentos de sus novelas en los libros del colegio de mis hermanos mayores. Así que mi admiración por él no era tanto literaria sino más bien que se veía influenciado por mis hermanos y mis padres que cuando hablaban de política (en el Perú, como en tantos sitios, cuando se acercan elecciones no se habla de otra cosa) no dejaban de demostrar su entusiasmo por el escritor a quien veían como una esperanza, como aquél que pondría a nuestro atrasado país en camino hacia la modernidad. Un intelectual que traía puntos de vista nuevos y modernos que había adquirido durante su vida en Europa; que veía al Perú como una posibilidad, como un país que podía y debía asumir las razones de la libertad, la democracia y la tolerancia. Toda un conjunto de ideas que se colocaban en las antípodas del irresponsable populismo del partido aprista, que entonces gobernaba, y del salvaje mesianismo de los terroristas de Sendero Luminoso.
Yo ya lo admiraba aún si haber leído gran cosa de su obra. O había leído solo alguno de sus cuentos y un puñado de fragmentos de sus novelas en los libros del colegio de mis hermanos mayores. Así que mi admiración por él no era tanto literaria sino más bien que se veía influenciado por mis hermanos y mis padres que cuando hablaban de política (en el Perú, como en tantos sitios, cuando se acercan elecciones no se habla de otra cosa) no dejaban de demostrar su entusiasmo por el escritor a quien veían como una esperanza, como aquél que pondría a nuestro atrasado país en camino hacia la modernidad. Un intelectual que traía puntos de vista nuevos y modernos que había adquirido durante su vida en Europa; que veía al Perú como una posibilidad, como un país que podía y debía asumir las razones de la libertad, la democracia y la tolerancia. Toda un conjunto de ideas que se colocaban en las antípodas del irresponsable populismo del partido aprista, que entonces gobernaba, y del salvaje mesianismo de los terroristas de Sendero Luminoso.
Mario Vargas Llosa en plena campaña presidencial. |
Era inevitable no
sentirse atraído por esa figura que alababan mis parientes en detrimento de
aquel oscuro ingeniero agrónomo salido de la nada que terminaría ganando las elecciones
y tendría el gobierno más corrupto (que ya es decir mucho en el Perú), abusivo,
autoritario y envilecedor de la historia republicana. Al final, ese hombrecillo
que se convirtió en presidente sin tener un claro plan de gobierno, por lo que
terminó haciendo todo aquello que prometió no hacer, acabó encarcelado como un
simple truhán.
Fuimos a la plaza de Ayacucho, mi madre, mi tía Chelita y
yo a oír a nuestro candidato. Y allí estaba, hablándonos desde el balcón de una
de las viejas casonas de ese encantador lugar. El hombre que salía todos los
días en los periódicos y en la televisión se había convertido en un ser real y
nos mantenía atentos a todo lo que decía en ese mitin. Ver a Mario allí arriba,
entregado a la gente que le oía, explicando las cosas con una claridad y una
elegancia expositiva alucinante hacía que lo admirara más y más. Nos tenía
hechizados con sus gestos, con su carisma y con su contundencia a la hora de
decir las cosas, sin dudar ni tartamudear.
Foto de la página www.elpais.es |
Se habían metido
en medio de los seguidores de Vargas Llosa un grupo de apristas que empezaron a
soltar soflamas e invectivas contra el escritor y a interrumpirlo vociferando y
repartiendo folletos. Tía Chela y mi madre se enfrascarían en una discusión con
los inoportunos “búfalos” y luego seguimos gritando: ¡Mario presidente! Hasta
el cansancio. Cuanta razón tuvo el que iba a ser premio Nobel al tildar a esta gentuza de
“cacasenos”. Como esta palabra, el escritor usó algunas más en su campaña que
nos hacía a medio mundo tener que ir, por vez primera en el caso de muchos, a
los diccionarios que se empolvaban en algún oscuro rincón de la casa para
entender algunas de las expresiones con las que este hombre se despachaba. Tan
acostumbrados estábamos, y estamos, en el Perú a la diatriba infame y al denuesto
procaz del que hacen uso muchos políticos de mala muerte y periodistas con una
lengua propia de maleantes de la más baja estofa.
Acabó el mitin e inesperadamente el candidato Vargas Llosa salió a la plaza. Me es difícil recordar si fue paseado en un coche desde donde saludaba a la gente que se le acercaba para darle la mano o si se había animado a caminar raudo por entre la multitud. Lo que sí recuerdo bien es que al ver que Mario se movía entre la gente me llené de ganas de saludarle y decirle lo mucho que le admiraba así que empecé a correr hacia él. Pueden llamarme fanático o groupie.
Acabó el mitin e inesperadamente el candidato Vargas Llosa salió a la plaza. Me es difícil recordar si fue paseado en un coche desde donde saludaba a la gente que se le acercaba para darle la mano o si se había animado a caminar raudo por entre la multitud. Lo que sí recuerdo bien es que al ver que Mario se movía entre la gente me llené de ganas de saludarle y decirle lo mucho que le admiraba así que empecé a correr hacia él. Pueden llamarme fanático o groupie.
Foto de la página http://sikuriciudad.lamula.pe/ |
El hecho es que ya
me iba acercando, ya estaba a pocos metros, ya podía ver lo blanco de sus canas
en esa cabellera algo desordenada por el movimiento, ya veía su ancha sonrisa y
cuando estaba a punto de cumplir el sueño de estrecharle la mano fue otra la
que conseguí tener más cerca: aparecieron de la nada cinco dedos de boxeador
que se estamparon con fuerza de búfalo (aprista) en mis mofletes y me dejó
noqueado. Tuve que detenerme porque no veía nada más que alguna que otra
estrellita surcando el cielo de mi momentánea ceguera y cuando poco a poco pude
abrir los ojos vi la caballera entrecana, la ancha sonrisa, los brazos abiertos
de Mario Vargas
Llosa dando la vuelta a la plaza y alejándose. ¡Chanfles!
Me costó unos minutos darme cuenta que lo que había pasado fue que uno de los guardaespaldas del candidato al verme correr impetuoso y lleno de entusiasmo de fanático quiso cumplir bien su trabajo y alejar cualquier posible peligro y ¡suácate! me untó un bofetón que todavía de recordarlo duele. Ya dije que Ayacucho era un sitio donde el terror imperaba; allí se mataban a funcionarios y políticos sin miramiento alguno así que imagino que toda la gente que cuidaba al novelista nos veía a todos sus seguidores como posibles amenazas. Cosa que se entiende; esos aciagos años se vivían en la constante sospecha, en el miedo inacabable.
Me costó unos minutos darme cuenta que lo que había pasado fue que uno de los guardaespaldas del candidato al verme correr impetuoso y lleno de entusiasmo de fanático quiso cumplir bien su trabajo y alejar cualquier posible peligro y ¡suácate! me untó un bofetón que todavía de recordarlo duele. Ya dije que Ayacucho era un sitio donde el terror imperaba; allí se mataban a funcionarios y políticos sin miramiento alguno así que imagino que toda la gente que cuidaba al novelista nos veía a todos sus seguidores como posibles amenazas. Cosa que se entiende; esos aciagos años se vivían en la constante sospecha, en el miedo inacabable.
Mario Vargas Llosa en plena campaña presidencial. Foto de la página www.elpais.es |
Pasaron los años y me hice ávido lector de las novelas de
Vargas Llosa. Juntaba mis propinas para comprar sus libros que en el Perú publicaba la editorial PEISA ;
trataba de estar al
tanto de sus escritos y conferencias. Mi admiración fue creciendo más y más y
trascendió lo literario para convertirse en fervor debido en gran parte a sus
opiniones políticas, que no posturas. Yo creo que al final es por ello por lo
que admiramos tanto a Mario. Es
decir no solo por sus buenas novelas y extraordinarios ensayos sino también
porque ha sido una voz que nos ha
enseñado a ser críticos con todo aquello que amenace la
libertad y la legalidad sea de donde sea que provengan esas intenciones: la
derecha o la izquierda a las que él no ha dejado de fustigar de igual manera.
La suya es una voz que nos ha estimulado, nos ha invitado a abrirnos al
mundo para sacarnos de encima la rémora que significa la mirada provinciana,
cerrada, fundamentalista y bárbara en que se cae cuando no se ve más allá de
nuestras narices. Pero sobre todo le admiramos por demostrarnos que en un país
como el Perú, en el que padecemos una pasmosa orfandad de referentes que nos
den certeza en medio del caos, la
mentira, la traición y la estupidez, todavía son posibles la integridad, la
lucidez, la honorabilidad y el compromiso con la verdad.
Foto de la página http://www.lainformacion.com/ |
No comparto todas sus opiniones, muchas de las cuales me
parecen muy conservadoras; creo que algunas de sus ideas sobre la economía no
son del todo convincentes y como está el mundo ahora pueden parecer
cuestionables; y hasta creo que de haber sido elegido presidente no habría
tenido todo el éxito esperado. Aunque es seguro que de él no se hubiese
esperado el deleznable meretricio político tan típico en mi país y hubiese
llevado la discusión de
las ideas a un nivel en donde imperase la tolerancia y las
formas. Cosa rara en el Perú donde la matonería ideológica campea; donde defender la democracia les suena a muchos a snobismo; donde los puntos de
vista se imponen no teniendo detrás del líder un bien estructurado conjunto de
ideas sino varios esbirros armados con convincentes palos; donde
la procacidad y la ordinariez política son el magro pan que tenemos que
tragarnos cada día. Y definitivamente no íbamos a tener a una pandilla de felones
esquilmando las arcas del Estado; a militarcitos iletrados metiéndose donde no
se les ha llamado y que creen que amar a un país solo significa disparar un
AKM; ni intrusión en los estamentos del gobierno ni en los medios de
comunicación; entre otras muchas joyas por las que se hizo célebre la brutal cleptocracia
fujimorista.
Puede que muchas de mis opiniones sobre el estado de cosas
en el Perú sean muy severas. Hay honrosas excepciones y gente muy capaz y
honorable que hace posible que algunas cosas funcionen, sin embargo hay mucha
procacidad y demasiada vileza y esas son arbitrariedades con las que no se
puede ser indiferente; esa es otra lección de Vargas Llosa: uno ama a su país y
precisamente por ello es por lo que le molestan las cosas malas que allí pasan y las cuestiona;
la indiferencia ante todo lo malo solo nos haría cómplices y demostraría
nuestro poca estima por el país que decimos querer cada 28 de julio poniendo
banderitas y marchando en las avenidas como soldaditos de plomo que ni piensan
ni critican. Se quiere a un país y uno se enerva por los crápulas que lo
condenan al atraso y lo socavan. Se quiere un país pero sin caer jamás en esa
tara salvaje que tanto ha ensangrentado el continente: el nacionalismo
enceguecido y feroz.
Desde aquel mitin en Ayacucho no he vuelto a tener la
oportunidad de estar cerca de Vargas Llosa. No pierdo las esperanzas. Mi esposa
Pilar, que sabe como nadie la gran admiración que le tengo, siempre me pregunta
“¿Qué harías si un día lo conocieses?”. Yo me quedo en silencio y pienso un
poco la respuesta y no me sale nada. Creo que algo así me pasaría de conocerlo
o verlo. Lo miraría y quizás no me atrevería a decirle nada, solo pasaría cerca
y pensaría: “Qué gran hombre” y me iría… pues puede que aparezca un
guardaespaldas y me zampe otra bofetada…
Foto de la página http://revistareplicante.com/ |
En fin, quizás nunca pueda ver a Mario pero al menos me
queda el consuelo de poder visitar y conocer los lugares donde él estuvo. Soy
un fetichista literario. Cuando vivía en Lima anduve por los alrededores de su casa , en Barranco, a
ver si un día me cruzaba con el ilustre vecino, pero nada. Así que cuando Pilar
me regaló los tickets para el viaje a París lo primero que se me ocurrió fue… "¿y si sigo los pasos de Mario por esa ciudad?" Imaginaba que tendría que haber
alguna especie de itinerario literario, alguna ruta que sirviera para conocer
los sitios en los que estuvo el escritor cuando vivió allí. Grande fue mi
sorpresa cuando descubrí que el INSTITUTO CERVANTES DE PARIS había creado esa
ruta y la seguimos aunque no fielmente pues dejamos de lado algunos sitios y
agregamos alguno que creímos conveniente. Y no solo seguimos las huellas del
novelista sino también la de algunos de sus personajes de la novela TRAVESURAS DE
LA NIÑA MALA
en la que París
es uno de los
escenarios en los que las criaturas vargasllosianas viven, aman, odian y
sufren. El resultado de esa experiencia lo podrán leer en las entradas
siguientes y espero les guste.
Son más de las 5 de la mañana aquí en España y sin darme
cuenta he escrito toda esta introducción sin detenerme. El entusiasmo por
compartir esto con ustedes (improbables lectores) pudo más. Además es mi
pequeño homenaje a una persona que admiro y mucho. Me queda como consuelo el
hecho de saber que si no le puedo conocer al menos podré dejar constancia en
este escrito de que lo he intentado. Unas últimas palabras para usted genial
escribidor: Querido Mario, gracias por todo, por absolutamente todo.
Pablo
9 comentarios:
Hola,
Yo también he admirado siempre a Vargas Llosa aunque, como tú, no comparta siempre sus opiniones. Muchos de sus libros se siguen encontrando entre mis preferidos.
Me encantan tus series literarias y espero con muchas ganas las entradas siguientes :)
Saludos
ELENA, mil disculpas por la demora en responder a tu amable comentario. No sé cómo se me pasó. Bueno nunca es tarde. Qué agradable sorpresa saber que que también admiras a Mario, es un escritor y personaje fascinante. Algunas de sus opiniones son algo conservadoras pero su integridad está fuera de toda duda para la gente del Perú. Cuando estuve en París era para mí una "obligación" seguir sus huellas y por eso se me ocurrió hacer esta ruta literaria. Si puedes dale una ojeada a la de Vallejo, el poeta peruano cuyas huellas también seguí, si no sabes mucho de él te recomiendo leerlo: sus poemas son bellos y conmovedores. Espero pronto escribir algo sobre una ruta algo literaria en Londres también. Un beso!
Preciosa entrada sobre un gran escritor en una increíble ciudad.
Yo tampoco comparto muchas de sus opiniones, pero creo que muchos de sus libros son grandes tesoros.
Gracias a Elena(de Notas desde algún lugar) descubrí tu blog y espero leerte con frecuencia!
Un saludo Pablo!
Querida Marta, muchas gracias por tu bonito comentario. Me alegra que te haya gustado, uno lo hace con cariño y tira el escrito como una botella al mar virtual y mira, felizmente terminando llegando a gente que lo aprecia. Qué bueno que hayas llegado a la brújula a través de otra blogger. Soy seguidod de Elena, me encanta su blog. Parece que poco a poco vamos haciendo una gran cadena. Un beso y mil gracias de nuevo.
Hola Pablo! Te doy las gracias de nuevo por aquí por tus palabras y además te comento que te incluí en mi listado de blogs amigos, vale? Espero que no te importe!!! =)
http://lamochilademama.wordpress.com/blogs-amigos/
Un abrazo!!
Estimado Pablo, Qué gratas son tus historias sobre todo cuando me reconozco en ellas. Esta me ha hecho recordar mi niñez y además cómo nació mi pasión por la literatura. Yo también grité Mario Presidente en su campaña presidencial y ahorré dinero para comprarme sus libros. A ver si me animo a publicar mi historia que hace mucho tiempo escribí... saludos desde Arequipa. Aquí te esperamos :)
Mejor entrada imposible, Vargas Llosa es uno de mis escritores favoritos, y siempre senti curiosidad por los lugares que narra con minuciosidad y detalle en sus libros, hasta que decidi buscarlos en intenet nunca imagine que hubiera un itinerario literario, me encanto !! :) Gracias
Hola Nüjjen qué bueno saber que otra admiradora de la obra de Mario haya caído por aquí. La verdad es que fue también para mi una gran sorpresa encontrar una ruta literaria en París sobre un escritor peruano! No dudé en seguirlo y aquí está el resultado como bien has visto. También en la misma ciudad seguí los pasos de César Vallejo, el gran poeta peruano, por si te interesa. Muchas gracias por tu visita y espero verte de nuevo por aquí. Saludos!
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