Por la ruta de César Vallejo en París (1era Parte)

miércoles, 23 de mayo de 2012


¿Por qué se marchó a París?, ¿por qué tuvo la osadía de irse allí sin tener apenas contactos, amigos, ni saber francés, ni haber juntado suficiente dinero para sobrevivir? Porque pendía sobre él la amenaza de ir, una vez más, a la cárcel y, como ya lo dijimos en la INTRODUCCION  a esta Ruta Vallejiana (ver entrada anterior), por esa asfixia que sentía al vivir en un lugar como Lima: tan pacata y petulante, de un enanismo mental insufrible, provinciana y elitista, donde los grupos literarios más parecían sectas que destrozaban a los que se no escribían como ellos (casi como ahora, mira tú)… y Vallejo no escribía como ellos… felizmente.

Por pura suerte dejó el Perú. No tenía apenas dinero para hacer un viaje tan largo así que allí apareció la figura providencial de su amigo Julio Gálvez Orrego, conocido como Chino Gálvez, quien dividió su pasaje en primera por dos de tercera para llevárselo con él a “las Europas”. Poco se ha hablado de este amigo que tuvo este gesto fraternal con nuestro poeta. Se sabe que era un joven trujillano que durante la guerra civil española se alistó como voluntario republicano y apoyó en un hospital en las afueras de Madrid. Los franquistas le capturaron, fusilaron y arrojaron su cuerpo a una fosa común.



¿Necesitaba Vallejo irse a París para poder escribir como él lo hacía? No. De hecho llega a la capital francesa habiendo ya publicado TRILCE, esa obra ultra moderna y vanguardista que dejó a todos en el Perú patidifusos y desconcertados, y que motivó a muchos a menospreciarla por no entenderla. París no le convierte en el genio que ya era pero es allí donde su obra alcanza su plenitud pues la experiencia parisina fue estimulante, enriquecedora y esperanzadora aunque terminase siendo trágica.

Vivió allí pobre aunque tuvo épocas en donde no tuvo que preocuparse por lo económico. Pero aún en los momentos más angustiosos no dejó nunca de escribir, de ganarse la vida  a costa de su trabajo intelectual: escribe para periódicos que se demoran en pagarle o nunca lo hacen; funda revistas; desglosa un segmento de una novela inédita a la que no tenía en gran aprecio para poder venderla o concibe una novela en francés trufada de folklore y exotismo americano (“Hacia el reino de los Sciris”): “Mi dilema es el de todos los días: o me vendo o me arruino. Y aquí me he plantado porque ya me estoy arruinando. ¡Van a ser seis años que salí de América y cero!” le escribe a su generoso amigo, el diplomático Pablo Abril en mayo de 1929.

Foto de la página http://la-convencion.blogspot.com.es/
Y aunque aunque la pobreza en la cicatera París le fustiga prefiere eso a volver a Lima: “A todos los buenos no les es dable la dicha de vivir, aunque fuese muriéndose de hambre, lejos del mísero ambiente peruano… ¡Si por lo menos pudiésemos quedarnos en Europa para toda la vida!” le confiesa a Abril en una carta fechada en julio de 1927.

Una de las primeras personas que Vallejo conoce en París es ALFONSO SILVA SANTISTEBAN a quien lo unió una gran amistad por lo que le llegó a considerar “lo único grande que hasta ahora he hallado en Europa”. Juntos experimentaron las mieles y amarguras de los desheredados y nunca dejaron de sentir una recíproca admiración y cariño. Una de las anécdotas más singulares de este dúo es aquel en el que Silva, que ya vivía un tiempo en Francia, le recomienda al recién llegado Vallejo métodos para afrontar el diario sobrevivir, como por ejemplo quedarse en cama inmóvil y así ahorrar energía para mitigar la angustia del hambre. Al morir Silva, Vallejo le dedica un bello poema del cual una parte dice: “Palpablemente, / tu inolvidable cholo te oye andar / en París, te siente en el teléfono callar / y toca en el alambre a tu último acto / tomar peso, brindar / por la profundidad, por mí, por ti.”

Foto de la página http://www.periodistadigital.com/

Hecha esta introducción es hora de ponerse a caminar tras los pasos de CESAR VALLEJO en París. Empezamos esta ruta desde el histórico CAFÉ DE LA PAIX, ubicado en la esquina del boulevard Capucines y la Plaza de la Opera, que fuera frecuentado por Vallejo cuando trabajaba y vivía en los hoteles de los alrededores.

“Te escribo desde el café de la Opera, que está cerca de mi bureau. Ya van a ser las 11 y me voy a trabajar.” Carta a Juan Larrea. 26 de enero de 1926.

Frente al LA PAIX se puede ver el fastuoso edificio de la Opera, un lugar que más parece una gigantesca tarta de boda abandonada en medio del tráfago parisino. 

CAFÉ DE LA PAIX. París - Francia.
CAFÉ DE LA PAIX. París - Francia.
CAFÉ DE LA PAIX. París - Francia.
Antigua foto del CAFÉ DE LA PAIX. París - Francia. Foto de la página http://www.viajalo.es/blog/
LA OPERA. París - Francia
LA OPERA. París - Francia
Dejamos el afamado café y, luego de cruzar la plaza, nos adentrarnos en la ancha y larga avenida Opera (se recomienda caminar por la acera que está en la derecha) por donde llegaremos hasta el edificio ubicado en el número 11 que es en el que se localizaban las oficinas de la agencia de noticias LES GRANDS JOURNAUX IBÉRO-AMÉRICAINS donde Vallejo ejerció varios empleos humildes en 1925.


“…como ya le he escrito, en Les Grands Journaux me han dado un pequeño sueldo, que bien quisiera yo unirlo a lo de España (una beca para estudiar en Madrid) para hacerme unos francos que me permitan vivir en París." Carta a Pablo Abril de Vivero. 8 de junio de 1925.

Avenida OPERA. París - Francia
Edificio donde estaban las oficinas de LES GRANDS JOURNAUX IBÉRO-AMÉRICAINS
Edificio donde estaban las oficinas de LES GRANDS JOURNAUX IBÉRO-AMÉRICAINS
Edificio donde estaban las oficinas de LES GRANDS JOURNAUX IBÉRO-AMÉRICAINS
Después de haber visto la fachada de este gris edificio cruzamos al otro lado de la avenida para desandar nuestros pasos, como si estuviéramos volviendo a la Plaza de la Opera, y, a la mano derecha, encontraremos la Rue Therese por la que caminamos hasta encontrar la esquina con la calle Sainte Anne donde encontraremos el hotel LOUVRE SAINTE ANNE, exactamente en el número 32. Fue allí adonde nuestro poeta tuvo que mudarse luego de abandonar el hotel LOUVRE RIVOLI (que conoceremos a continuación) para evitar problemas con la madre de su futura esposa, Georgette Phillipart.

“Me he separado de Georgette y ya no vivo allí, sino en 3 rue Ste. Anne.” Carta a Juan Larrea. 5 de Julio de 1929.

LOUVRE SAINTE ANNE. París - Francia.
Desde el LOUVRE SAINTE ANNE regresamos a la Rue Therese y torcemos a la izquierda hasta llegar a una pequeña plaza en la que se puede ver una magnífica escultura en honor a Moliére. 

Inicio de la calle Moliere. París - Francia
A la derecha de la escultura se ubica la calle del mismo nombre y por allí caminamos hasta el número 20 donde sobre la pared del hotel LOUVRE RIVOLI (antes HOTEL RICHELIU) nos sorprende una placa que dice:

CÉSAR VALLEJO
POETE PÉRUVIEN
NÉ À SANTIAGO DE CHUCO EN 1892
MORT Á PARIS EN 1938
SÉJOURNA DANS CET HOTEL
DE 1924 À 1927

Hotel LOUVRE RIVOLI (antes HOTEL RICHELIU). París - Francia.
Hotel LOUVRE RIVOLI (antes HOTEL RICHELIU). París - Francia.
Hotel LOUVRE RIVOLI (antes HOTEL RICHELIU). París - Francia.
Lámina de piedra que fue colocada allí por la embajada peruana en París para recordar al poeta de Santiago de Chuco quien vivió en este hotel. A estas alturas la calle se ve algo angosta y la cercanía de los edificios seguramente hace posible que los vecinos puedan otear a quienes viven en las viviendas de enfrente. Algo así debió haberle pasado a Georgette quien también vivía en el cuarto piso del edificio ubicado en el número 19 de la calle Moliere, justo frente al Louvre Rivoli. 

Edificio donde vivía Georgette Phillipart, frente al Hotel LOUVRE RIVOLI (antes HOTEL RICHELIU). París - Francia.
Hija única de una modista viuda; la entonces núbil señorita Phillipart era una especie de princesa encerrada en los altos de una torre en donde era custodiada por su severa y conservadora madre. Imagino que mataba las horas aburridas de su encierro mirando la calle o las siluetas movedizas de los vecinos que vivían también en el cuarto piso del hotel del otro lado de la calle. Detrás de los cristales de esa habitación observó al misterioso hombre que, como buen latino, era algo histriónico al hablar o reír, todo lo cual hizo pensar a Georgette que era un sordomudo. Vallejo también ha reparado en la muchacha que vive al frente y la espía interesado y platónicamente embelesado aunque viviera entonces con Henrriette Maisse, su primera compañera.

Hasta que llegó el buen tiempo y las ventanas de los vecindarios de París se abrieron para dejar entrar a la primavera. Un día, el misterioso vecino abre los ventanales de su habitación y ve a la jovencita en el balcón de enfrente, le hace una venia y le dice amistosamente: Bonjour mademoiselle. Dicen que la muchacha reaccionó gritando a su madre la nueva de que el vecino de enfrente en verdad no era sordomudo. 

Georgette Phillipart. Foto de la página http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com.es/  
Según Marco Antonio Campos, en la página CIRCULO DE POESIA, Vallejo se encandila con la chica a quien casi dobla la edad. Se ufana en aprenderse sus controladas rutinas y una tarde de invierno de 1927 decide dar el asalto: poco antes de que la joven llegue a su casa, el poeta se le acerca y le saluda; le propone verse cada vez que a ella le dejan salir (los días lunes y jueves) y esperarla en un café de la avenida Opera. Ella accede y así Vallejo le abre su mundo, sus sueños, sus proyectos. Al enterarse la madre de los escarceos amorosos de su hija la envía a Orleans con la esperanza de que la distancia sea un paliativo para semejante locura. La muerte sorprende a la vigilante mamá; el literato sudamericano y Georgette puede vivir su romance ahora sin obstáculo alguno. Ella recibió como herencia el piso desde donde miraba al vecino a quien creía sordomudo y allí reside la pareja hasta que Vallejo es expulsado de Francia a fines de 1930. Finalmente, se casan en 1934.

Vallejo y Georgette en París.
Pero este hotel no solo fue importante en la vida de nuestro poeta por esta historia de amor que vivió sino también porque fue allí donde se creó la revista literaria Favorables-París-Poemas que codirigió junto a su gran amigo y poeta el español Juan Larrea quien recordando aquel tiempo dijo que lo de la revista fue una idea “chaplinesca”, aunque contaron con la colaboración de grandes como Vicente Huidobro, Gerardo Diego y Tristan Tzara.

“He cumplido con despachar Favorables a los cuatro puntos cardinales del mundo… he puesto a la venta en las librerías españolas de la rue Richeliu y de la rue de Bonaparte.” Carta a Juan Larrea. 26 de Julio de 1926.

Bajamos ahora por toda la calle Moliere para encontrarnos, una vez más, con la avenida Opera. Desde esa esquina se puede ver, a nuestra izquierda, la bulliciosa y transitada Place a Malraux, uno de los lugares claves en esta ruta vallejiana ya que el vate peruano caminó, amó, y vivió mucho en las calles y jardines aledaños a este rincón del viejo París. En dicha plaza, exactamente en el 161 de la Rue Saint Honoré, se ubicaba el CAFÉ DE LA RÉGENCE y todavía se yergue allí el edificio de la Comédie Française, ambos lugares son mencionados en el poema “Sombrero, abrigo, guantes”: “Enfrente a la Comedia Francesa, está el Café de la Regencia; en él hay una pieza recóndita, con una butaca y un mesa. Cuando entro, el polvo inmóvil se ha puesto ya de pie…”. 

Place a Malraux. París - Francia
Hoy La Régence no existe más y en su lugar se encuentra el Office National Marocain du Tourisme. Se cree que en este desaparecido café Vallejo conoció en 1926 a uno de sus primeros amores parisinos, Henrriette Maisse, con quien malvivió en los hoteles de las cercanías hasta 1928. 

Edificio donde se ubicaba el café LA RÉGENCE. París - Francia.
Antigua imagen del café LA RÉGENCE. París - Francia. Foto de la página http://paris.cervantes.es/fr/default.shtm
Son contadas las ocasiones, por no decir nunca, que se nombra a Henriette cada vez que se habla sobre la vida de Vallejo en París; sin embargo, creo que se tendría que saber más sobre este personaje pues tuvo, aparentemente, algo de relevancia en esta historia. Dice de ella el profesor Teodoro Rivero-Ayllón, en su artículo “Vallejo: dos amores en París”, que Henrriette era inculta y poco sofisticada pero dulce, amable, buena anfitriona y bondadosa. Ella compartió con el escritor andino las alegrías de la bohemia parisina y los sinsabores de la pobreza que les acosaba siempre; además de cuidarlo en las tantas crisis que sufrió en la inclemente París"Los meses de mayo y junio fueron los peores, verdaderamente trágicos para mí y para la pobre chica que me acompaña y que, dicho sea de paso, se ha portado con mucha nobleza en este trance" le escribe a su amigo Pablo Abril. La inestabilidad económica y emocional del poeta, añadido a sus celos (llega a insultarle, según Rivero-Ayllón) sus frustraciones y honda melancolía se traen abajo el cariño que unían a Vallejo y la muchacha y la relación se acaba.

“A Henriette le tengo que mandar mañana a su casa otra vez. Me jode siempre.” Carta a Juan Larrea. 10 de julio de 1926

Parece ser que Henrriette se enfadó mucho cuando supo que el poeta se había ido a vivir con Georgette por lo que la buscó para confrontarla pero todo se solucionó de un modo bastante mundano: se le dio a la rústica muchacha una apreciable cantidad de dinero para que se olvide de todo. Parece que el monto fue bastante persuasivo pues la dulce señorita Maisse desapareció para siempre.

En la Place a Malraux se ubica el inmenso HOTEL LOUVRE delante del cual pasamos para bajar hasta la cercana rue de Rivoli, una extensísima calle que nos deja a tiro de piedra del museo de LOUVRE que no es hoy nuestro destino, sin embargo nos acercaremos a él. Pasamos cerca de la entrada principal del célebre museo hacia la Place du Carrousel y allí veremos el Arc de Triomphe du Carrousel mandado a hacer en mármol rosa por Napoleón a modo de recordar sus muchos triunfos militares. Este arco sirve de entrada al Jardin du Carrousel donde parisinos y turistas retozones se tiran a la bartola para tomar el sol, indiferentes al bullicio y la trapisonda monumental que arman alrededor los entusiasmados visitantes que apuran el paso para llegar a la larga cola donde esperaran su oportunidad para ver la enigmática sonrisa de la Gioconda.

MUSEO LOUVRE. París - Francia.
MUSEO LOUVRE. París - Francia.
Arc de Triomphe du Carrousel. París - Francia.
Jardin du Carrousel. París - Francia.
Jardin du Carrousel. París - Francia.
Dejamos el Jardin du Carrousel para meternos en otro mucho más grande y famoso: el JARDIN DES TUILERIES, el cual debe ser uno de los espacios verdes más largos y grandes del centro de París. Su gran dimensión se debe al hecho de que perteneció al palacio de las Tullerías, lugar adonde fue trasladada la familia real francesa desde Versalles durante los disturbios de la revolución. El edificio fue destruido y solo quedó de él este larguísimo jardín que fuera diseñado por el paisajista Le Notre. Imagino a Vallejo caminando a lo largo de la arbolada avenida de tierra que cruza las Tullerías; metido en este inmenso espacio en un invierno cualquiera, ventoso y frío, ahogado en el eco de los truenos; ambiente que quizás inspiró al poeta a escribir el doloroso y tremendo poema "Las ventanas se han estremecido": "Es el huracán. Un castaño del jardín de las Tullerías habrase abatido, al soplo del viento, que mide ochenta metros por segundo. Capiteles de los barrios antiguos, habrán caído, hundiendo, matando..."

 JARDIN DES TUILERIES. París - Francia.
JARDIN DES TUILERIES. París - Francia.
JARDIN DES TUILERIES. París - Francia.
JARDIN DES TUILERIES. París - Francia.
JARDIN DES TUILERIES. París - Francia.
Pero hoy, que yo camino por aquí, no hay lluvia, ni truenos, ni viento. El sol es una luciérnaga sin dimensiones en la mitad del cielo a mediodía y turistas y parisinos se sientan sobre los banquitos para tostar sus blanquísimas pieles mientras miran, seguramente con ánimo de zambullirse, los largos chorros de aguas que llenan las enormes fuentes del jardín.

Continuará…

Pablo

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