“El andar
tiene para mí algo que me anima y aviva mis ideas; cuando estoy parado apenas
puedo discurrir: es preciso que mi cuerpo esté en movimiento para que se mueve
mi espíritu. La vista del campo, la sucesión de espectáculos agradables, la
grandeza del espacio, el buen apetito, la buena salud que se logran caminando,
la libertad del mesón, el alejamiento de todo lo que me recuerda la sujeción en
que vivo, de todo lo que me recuerda mi situación, desata mi alma, me comunica
mayor audacia para pensar, parece que me sumerge en la inmensidad de los seres
para que los escoja, los combine y me los apropie a mi gusto sin molestias ni
temores”
Las
confesiones, Jean-Jacques Rousseau.
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