Rumitachiqtarimuspam, (abriendo las piedras) Chinkaptikimaskamuyki, (cuando desapareciste, te busqué) Allpamamanchikwaqaptin (cuando la madre tierra lloraba) Parañasmayuntinqamun (la lluvia vino con el río). Maíz – Carlos Huamán
Entre los años 1980 al 2000 el Perú fue azotado por un conflicto armado de dimensiones descomunales el cual fue iniciado por el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (SL). Haciendo una fusión de las ideas de los líderes del marxismo internacional, crearon una ideología que trataron imponer a la realidad peruana a través de la fuerza y el terror.
En un primer momento los “senderistas” querían actuar como un guerrilla rural en Ayacucho y provocar la respuesta de las Fuerzas Armadas Peruanas (FFAA), cosa que lograron con creces. Para enfrentar a los sediciosos las FFAA aplicaron el método francés de la contra-insurgencia que tantos resultados le dio a Francia en Argelia. Esta doctrina, que tuvo como principal teórico al coronel Trinquier, aquel que solía decir que “no hay errores más peligrosos que aquellos inspirados en la benevolencia”, sostenía que frente a la subversión que utilizaba métodos terroristas había que responder con el “contra-terror” vía escuadrones de la muerte paramilitares; represiones masivas e indiscriminadas a una población civil que tolera pasivamente a los subversivos; el empleo masivo de la tortura; etc. Para continuar con este círculo vicioso SL también cometió innumerables masacres esperando más y más respuestas.
Muchas familias, sobre todo las más pobres de las regiones más remotas del Perú, fueron el punto intermedio entre este intercambio de salvajismo y barbarie cometida por parte de ambos bandos. Varios pueblos fueron masacrados, miles de mujeres fueron violadas y sus maridos e hijos desaparecidos, sometidos a torturas o encarcelados sin prueba alguna y enjuiciados, sin derecho a defensa. La impunidad, el abuso y la insania fueron moneda corriente en esos años y el resultado fue una increíble cantidad de muertos y desaparecidos y una sociedad más fragmentada que nunca en su historia.
ANGELICA MENDOZA
Entraron a su casa y se llevaron a su hijo Arquímedes, quien soñaba con ser policía. Ella fue golpeada por tratar de defenderlo. A los pocos el chico envió a su madre un mensaje escrito clamando ayuda, pero las Fuerzas Armadas negaron su detención. Después de dejar de recibir noticias de su hijo decidió buscar su cuerpo entre los barrancos y cuevas hasta que en uno de ellos encontró cadáveres amontonados y decapitados, algunos devorados por los perros y cerdos. Fue avisar a otras madres que buscaban también a sus parientes pero al llegar habían removido los restos, alguien había tratado de ocultar una verdad incómoda. No hay ningún culpable encarcelado por este caso.
ELOGIO DE LA MUJER BRAVA
ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú) es una institución muy bien organizada y llena de vitalidad. Quien visita sus instalaciones y ve todo lo que han logrado no pensaría que en sus inicios solo fue un grupo de seres desesperados andando como espectros por la plaza de Ayacucho. La mayoría eran mujeres, analfabetas y quechuahablantes que iban llorando en las puertas de los juzgados, de los cuarteles e iglesias; rogando por alguna noticia de sus parientes detenidos; juntas en un trueque de tristes noticias y con la magra esperanza de encontrar en una de las esquinas o bajo algún puente el cuerpo del padre, esposo o hijo raptado. No había modos de reclamar, nadie les prestaba atención, la justicia no existía para ellas.
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Hasta que decidieron unirse. Así, el 2 de setiembre de 1983 realizan una primera reunión secreta. Poco a poco más y más madres de desaparecidos se unieron al grupo. Al principio usaron las instalaciones del Municipio de Ayacucho que les fueron brindados por la alcaldesa Leonor Zamora (1983 - 1986), quien se solidarizó con el grupo, acto que le costó la vida. Murió asesinada el 21 de diciembre de 1991. Luego se les prestó un local techado a medias, cercado con tablas y con una pared a medio terminar. La Iglesia Católica, por su parte, no quiso prestar ayuda alguna y tampoco les dejaron realizar una misa por sus parientes.